Alaves Reglamento
Inhabilitación de hasta seis meses para el técnico que ceda su carné
Fabri pudo cometer una infracción tipificada en el artículo 128 de los estatutos de la RFEF por «prestar o ceder el título o permitir que persona distinta ejerza funciones de entrenador"
Independientemente de los debates que han surgido en torno a lo digno o indigno de la actitud como trabajador tomada por Fabri después del papelón que el gallego tuvo que representar el domingo ante el Vecindario, el técnico pudo cometer una infracción con su actitud de sentarse en el banquillo del Alavés sin participar en las decisiones que allí se tomaron. Y es que el reglamento de la RFEF contempla como falta típica de los entrenadores el ceder su carné para que alguien no cualificado ejerza las funciones de los técnicos.
Concretamente en su artículo 128, los estatutos de la RFEF tipifican distintas faltas específicas de los entrenadores: «Prestar o ceder el título, o permitir que persona distinta ejerza funciones de entrenador, y desarrollar las mismas, dentro del club al que se prestan servicios, con mayor responsabilidad o superior categoría de las pactadas», «recibir, prestado o cedido, un título para entrenar», «entrenar con título que no corresponda al exigido o hacerlo sin licencia» y «falsear la licencia, el contrato o cualesquiera otros documentos que sirvan de base para la obtención de aquella».
El texto recoge, asimismo, las sanciones que conllevan estas infracciones y expresa claramente que «el autor de esta clase de hechos será sancionado con una suspensión de uno a seis meses».
Independientemente de todas las injerencias que Piterman haya podido tener en el día a día de los distintos entrenadores que han pasado por el Alavés en los últimos tres años, ni el propio presidente albiazul ni Fabri tuvieron ningún rubor en disimular una actuación que coincide plenamente con el primer supuesto de este artículo.
Así las cosas, parece claro que el técnico lucense consiguió asegurar el cobro íntegro de los emonumentos del contrato firmado con la entidad albiazul, pero su conducta puede haberle llevado a cometer una infracción que puede pagar con una inhabilitación como sanción. En teoría, debería ser uno de los diferentes colegios de entrenadores el que podría presentar la correspondiente denuncia, aunque no parece sencillo que nadie llegue a dar ese paso.
De lo que no cabe duda es de que todo lo que sucedió el domingo en Mendizorrotza marcará un antes y un después en la carrera deportiva de Fabriciano González. La decisión de plegarse a las peticiones de Piterman es una opción personal que puede ser tan lícita como cualquier otra, pero su credibilidad tanto hacia la plantilla, a la que tendrá que dirigir hoy, como hacia todo el mundo futbolístico ha podido quedar irreversiblemente dañada.