Cinco meses sin rastro del testigo clave en la condena al represor Etchecolatz
Es la segunda vez que desparece. La primera fue en 1976, cuando militaba en los Montoneros. Pasó por cuatro centros clandestinos de detención y, al liberarlo, le dijeron que no hablara. Pero lo hizo y...
Cinco meses después, sigue sin haber noticias del paradero de Jorge Julio Jópez, desaparecido por segunda vez.
El 27 de octubre de 1976, López fue secuestrado en la Unidad Básica de Los Hornos, mientras militaba en los Montoneros, y tras tres años de soportar cuatro centros clandestinos de detención (el Pozo de Arana, la Unidad de Cuatrerismo, la Comisaría 5 de La Plata y la Comisaría 8, también de esa ciudad) lo liberaron, no sin antes advertirle de que cerrara la boca y no dijera nada de lo ocurrido. Pero López habló y llevó a cadena perpetua a Miguel Etchecolatz, ex director de Investigaciones de la Policía de la provincia de Buenos Aires entre marzo de 1976 y finales de 1977. Etchecolatz tuvo a su cargo los 21 campos clandestinos de detención que funcionaron en la provincia y que concentraron la mayor parte de los detenidos-desaparecidos de Argentina.
El anciano de 77 años, uno de los tres querellantes en el juicio, además de testigo crucial, junto a Nilda Eloy y la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos, volvió a desaparecer el 18 de septiembre. Su hijo Gustavo López pasó a buscarlo por su casa y no lo encontró. Sí estaban sus documentos y el escaso dinero de su trabajo como albañil.
Tras cinco largos meses de espera y pese al arduo trabajo de los organismos de derechos humanos, no aparece y se refuerza la teoría de que su secuestro es un mensaje intimidatorio. La campaña de terror incluye mensajes de un presunto grupo llamado «Resistencia republicana», que en un mensaje enviado por correo electrónico al Ministerio de Interior y a los medios dijo que López había sido ejecutado a las 15.15 horas del 19 de setiembre. Los medios no difundieron esta noticia.
Las amenazas a abogados, jueces y testigos se han intensificado. Nilda Eloy, por ejemño, recibió llamadas hechas desde el Edificio Libertador, sede de la Jefatura del Ejército. Ante el juez argumentaron que como las llamadas se habían hecho desde un teléfono interno, no tenían modo de saber cuál era.
El Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel ha advertido de la presencia de los «sin gorra», policías suspendidos de la Bonaerense por diversos delitos. «No olvidemos que estos criminales estuvieron sueltos todos estos años hasta la nulidad de las leyes, su estructura no desapareció. La `mano de obra desocupada' sigue ocupada».