BBK se convierte en árbitro en la pugna por el control de Iberdrola
BBK se ha convertido, sin quererlo, en el árbitro de la contienda abierta en Iberdrola por el control de la compañía a raíz de la salida del BBVA del núcleo duro. El presidente Ignacio Sánchez Galán se defiende de los intentos de Florentino Pérez, de ACS, para situar a sus peones de lujo en el consejo de administración de la multinacional eléctrica de origen vasco. El 29 de marzo habrá junta general.
Juanjo BASTERRA |
El control por el poder de los sectores con más futuro en generación de riqueza, como el energético, ha desatado una gran batalla dentro y fuera de los consejos de administración. Empresas que se dedicaban al ladrillo dan un salto espectacular hacia el control de las eléctricas, una vez que han logrado rentabilidades y beneficios económicos máximos de la historia empresarial.
Es el caso de ACS, con Florentino Pérez a la cabeza, que pugna por hacerse con un importante hueco en el núcleo duro de la multinacional eléctrica de origen vasco Iberdrola, presidida por Ignacio Sánchez Galán desde el año pasado, cuando Iñigo Oriol se jubiló.
El mercado financiero cuenta con suficientes recursos para entrar en esta batalla. En 2006, el movimiento de fusiones y adquisiciones en el sector eléctrico mundial movió 227.773 millones de euros, un incremento del 52% respecto a lo ocurrido un año antes. Dentro de la Unión Europea se produjo la mitad del aumento con las operaciones de E.On por Endesa, la tentativa de fusión entre Suez y Gaz de France y la compra amistosa de Iberdrola sobre Scottish Power.
Este posicionamiento de las empresas trata de mostrar una fortaleza interna que muchas veces no es real. No supondrá, por otra parte, que los recibos de la electricidad, del gas y de las viviendas sean más baratos. Todo lo contrario, el coste enorme de esas operaciones encarecerá la tarifa para los usuarios. Con eso cuentan ya quienes inician esas compras multimillonarias. Iberdrola pagará 17.100 millones por la escocesa Scottish Power. Para dar ese paso, Sánchez Galán ha previsto una ampliación de capital de 8.625 millones y, a la vez, solicitará ala Junta general de Accionistas, que se celebrará en Bilbo el próximo 29 de marzo, autorización «para llevar a cabo un split de acciones en una proporción de una actual se convertirán en cuatro de las futuras, reduciendo el valor nominal de cada título de tres euros a 0,75 euros».
Según Iberdrola, con ese desdoblamiento, que se ejecutará una vez que se efectúe la compra de la escocesa en abril, «se multiplicará el número de acciones en circulación por cuatro, pero no se modificará la cifra de capital social».
Esta operación, diseñada por Sánchez Galán, estaba saliendo bastante bien hasta que el BBVA decidió la venta de su 5,2% de acciones y, por lo tanto, su salida del consejo de la eléctrica y hasta que la Comisión Nacional de la Energía (CNE) permitió, con algunas restricciones, a ACS contar con un derecho a voto del 12,44% del capital social que controla. Esa decisión del órgano regulador eléctrico ha generado un malestar en el sector, porque hasta la fecha las empresas que cuentan con participaciones en dos compañías, o más, no podían tener derecho a voto por encima del 3%.
Suma de incondicionales
La batalla de Florentino Pérez por llegar a controlar el núcleo duro de la multinacional eléctrica de origen vasco no ha hecho más que empezar. Sin embargo, Ignacio Sánchez Galán también está arrimando a sus incondicionales y, sobre todo, trata de acercar a otros empresarios. De hecho, Alicia Koplowitz, a través de la empresa Omega, ha logrado hacerse con un 2% de Iberdrola, además de una parte de Scottish Power. A ésta, se ha sumado el presidente de la inmobiliaria Osuna, Nicolás Osuna, que dispone de 1% del capital de Iberdrola, aunque su intención es alcanzar el 2,5%, que, por otro lado, se sentará en el consejo de administración, que quedará formado por quince miembros, si así lo aprueba la junta general a finales de marzo. A estos nuevos accionistas se suman los principales, como son ACS, que cuenta con el 12,44%; BBK, el 9,97%; un grupo de cajas de Castilla y León, 2,47%; Unicaja, un 1,62%; Juan Luis Arregui, 2.04 y otro grupo de empresas 3,85%. Existe también otro accionista de referencia con un 1%, Luis Portillo, presidente yu máximo accionista de la inmobiliaria Inmocaral.
A finales de enero, la dirección de la empresa ofreció a los empleados de la compañía a recibir parte de su retribución económica variable en acciones, por tercer año consecutivo.
Con todos estos movimientos económicos que se están produciendo en torno a la evolución de Iberdrola, su presidente José Ignacio Sánchez Galán trata de sumar los apoyos para hacer frente a ACS, que quiere fusionar Unión Fenosa, que controla en un 40%, con Iberdrola. La legislación pone muchas trabas para ello. El objetivo del ex presidente del real Madrid es llegar a controlar Iberdrola.
El presidente de la compañía vasca sabe de esa intención de Florentino Pérez, por lo cual está haciendo todos los días cálculos sobre hacia dónde debe dirigir sus esfuerzos. En realidad, Sánchez Galán cuenta con un apoyo directo del 8 % de los accionistas frente al 12,44% de ACS, sin embargo el peso de BBK hará mover la balanza de un lado a otro.
El papel del presidente de BBK, Xabier Irala, y el ex presidente y miembro del consejo de la eléctrica, José Ignacio Berroeta, es fundamental. Unos consideran que Irala está más cerca del presidente de ACS, aunque otros están indicando que el PNV ha apostado por Sánchez Galán, como valedor de que la eléctrica seguirá teniendo su sede social en BIlbo.
Lo que está claro es que el máximo dirigente de BBK sí que se ha posicionado a favor de la ampliación de capital después de que llegó a finales del año pasado a un acuerdo con la división financiera de General Eléctric. Irala, en varias ocasiones, admitió que una ampliación de capital de Iberdrola para hacer frente a un control de lo que deberá dejar E.ON ante la compra de Endesa, necesitaría de la fusión de las tres cajas para hacer frente a ese incremento de capital que necesita BBK para seguir manteniendo su posición. La fusión de las cajas no se ha producido, por lo que el acuerdo con la financiera estadounidense le permite mantener un colchón financiero importante ante la ampliación más fuerte de la historia de Iberdrola para hacer frente a la compra de Scottish Power.
Apoyo a Galán
Fuentes consultadas por este diario, admitieron que BBK apoya de forma directa la gestión de Sánchez Galán, siempre y cuando no ponga en riesgo la sede social en Bilbo. Esa garantía parece que está apalabrada, por lo que, de momento, el actual presidente de Iberdrola tendrá el suficiente apoyo para llevar adelante en la junta los planes previstos. De hecho, el consejo de administración aprobó en Bilbo que se pague al accionista 1,06 euros por acción, de ellos 1,04 serán en concepto de dividendo, ya que logró un beneficio de 1.660 millones el año pasado, y el otro 0,02 euros por acción como prima de asistencia a la junta general.
Se trata de conseguir la máxima afluencia de accionistas, ya que la mayoría del capital social de Iberdrola está disperso y se sabe, por otras ocasiones, que la mayoría siempre respalda la decisión del presidente.
La pugna por el control de Iberdrola no es nueva. Hace ya siete años Endesa e Iberdrola trataron de unirse. Fracasó, sobre todo, porque sus presidentes, entre ellos Iñigo Oriol, trataron de llevarse a Madrid la sede de la compañía vasca. Tras ese fracaso, entró Sánchez Galán, que provenía de las telecomunicaciones de Airtel. No hay que olvidar la buena sintonía con BBK en ese terreno, ya que la caja vizcaina tuvo un papel activo.
Un trabajador vasco con un sueldo medio anual de 23.000 euros necesitaría 130 años de su vida laboral para percibir la misma masa salarial que logró el presidente de la compañía eléctrica Iberdrola.
Según los datos del Informe del Buen Gobierno Corporativo que remitió Iberdrola a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), mostraban que el consejero ejecutivo recibió 2,15 millones de retribución fija y otros 2,11 millones en variable, lo que sumaría 4,26 millones de euros, aunque el ex presidente Iñigo Oriol se mantuvo en ese cargo hasta mayo del año pasado, por lo que descontando la parte proporcional se llega a la cifra de alrededor de 3 millones, aunque habría que añadir otros conceptos salariales por la actividad que mantiene en el consejo de administración.
Por otro lado, los ocho directores generales que se encuentran en los niveles más altos se repartieron 10 millones. Los dieciocho consejeros, por su distinta actividad, también percibieron cantidades importantes, ya que sumaron 9,2 millones de euros en conjunto por sus actividades dentro del órgano ejecutivo.