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Las criticas al bce sugieren la necesidad de mayor control politico sobre la entidad

Un poder político que controle las medidas del Banco Central Europeo es la idea que, sobre todo desde el Estado francés y los candidatos a su presidencia, acompaña a las críticas por las subidas de tipos de interés que ahogan el crecimiento económico.

La política del Banco Central Europeo (BCE) de subidas de tipos de interés en un afán de controlar los datos de la inflación ha creado malestar en algunos estados de la zona euro, que ven que los riesgos inflacionistas son menores de los que la entidad agita para justificar cada incremento del precio del dinero. Además, está poniendo en dificultades la recuperación del crecimiento económico en algunos de ellos y el euro es visto como el culpable del aumento de precios desde su instauración.

En el Estado francés, la campaña electoral ha llevado este malestar a la escena pública y sus políticos lanzan demandas de un mayor control político del BCE. Tras seis subidas consecutivas, los tipos de interés están ya en el 3,5% y se prevé que pueda alcanzar el 3,75% el mes que viene. Las primeras intervenciones, todavía sugerencias, partieron de los ministros de Finanzas francés, Thierry Breton, y alemán, Peer Steinbrück, que en diciembre del año pasado insistieron en que la inflación en la zona euro está bajo control y que esta tendencia se mantendra este año.

Ambos estados están empezando a salir de un lento crecimiento económico y observan que la subida de tipos puede obstaculizar las exportaciones de sus empresas. Sin embargo, el BCE sigue insistiendo en los riesgos y sólo en sus últimas intervenciones parece empezar a sugerir que moderará el aumento, toda vez que se está acercando al que parece un objetivo prefijado cercano al 4% de los tipos de interés.

La Confederación Europea de Sindicatos (CES) también ha reclamado al BCE que ponga fin al actual ciclo de endurecimiento de su política monetaria y no aumente los tipos de interés durante 2007. Pero las críticas más directas han llegado desde el Estado francés. La candidata socialista al Elíseo, Ségolène Royal, en sus propuestas electorales incluyó la propuesta de que se inscriba «el objetivo de crecimiento-empleo» en los estatutos del BCE y se cree «un Gobierno de la zona euro».

Royal ha insistido en que el BCE debería estar «sometido a decisiones políticas» porque no corresponde a su presidente, Jean-Claude Trichet, «dirigir el futuro de nuestras economías», sino que eso compete a «los dirigentes designados por los pueblos». También opinó que la independencia del BCE no es incompatible con una forma de «obediencia» y que el BCE es «un instrumento, no un objetivo».

Desde la derecha se insiste en la misma idea. El primer ministro francés, Dominique de Villepin, se ha mostrado partidario de que los estados de la zona euro «recuperen márgenes de maniobra y de soberanía» frente al BCE, para poder hacer más contra la inflación. También el candidato Nicolas Sarkozy criticó que las subidas de tipos perjudican a las exportaciones francesas. La idea es que sean los ministros de la eurozona los que definan las políticas del banco para estimular el crecimiento.

 

Independencia del BCE

Pero otras voces, menos comprometidas en una campaña ante los ciudadanos, se han puesto del lado del BCE. El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, ha defendido un «euro fuerte» que permite mantener los precios de la energía soportables y «tipos de interés históricamente bajos, que son la condición para el crecimiento».

El primer ministro luxemburgués y presidente del Eurogrupo, Jean Claude Juncker, sostuvo que «no es sensato» poner en cuestión la independencia del BCE a la hora de definir los tipos de interés del euro, aunque ha hecho llamamientos a «un mayor diálogo entre el banco y las instituciones políticas europeas», opinión compartida por el comisario de Asuntos Económicos, Joaquín Almunia.

La canciller alemana, Angela Merkel, afirmó que es necesario que se garantice la independencia del BCE como defensor de la estabilidad del euro frente a las presiones políticas. Su ministro de Finanzas, Peer Steinbrück, coincidió al afirmar que la independencia del BCE «forma parte de su esencia y nada va a cambiar al respecto». El presidente del Bundesbank, Axel Weber, fue más allá al calificar de «irresponsables» los ataques a la independencia de la entidad europea de los candidatos franceses.

El ministro español de Finanzas, Pedro Solbes, se alineó con los defensores de la independencia del banco «No estoy de acuerdo con las críticas que se oyen actualmente en Francia», afirmó y consideró que la institución «funciona perfectamente bien». Descartó que cambie sus fines para definir su política de tipos por tratar de estimular el crecimiento económico y la creación de empleo y no centrarse sólo en el control de la inflación.

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Tipos

Los tipos de interés se encuentran en el 3,5%. El BCE prevé elevarlos aún más lo que dificulta las exportaciones y el crecimiento de algunos estados.

Trichet apela a Maastricht para rechazar ingerencias

El presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, tras la última subida de tipos, fue tajante al asegurar que «seremos inflexibles en el respeto al Tratado de Maastricht para asegurar la estabilidad de precios y contribuir al crecimiento económico y la creación de empleo». Recordó que el Tratado afirma que «ni el BCE ni los bancos centrales nacionales podrán aceptar instrucciones de las instituciones u organismos comunitarios, ni de los Gobiernos de los Estados miembros, ni de ningún otro órgano», así como que las instituciones comunitarias y los gobiernos de los Estados miembros, se comprometen a no tratar de influir en el BCE. GARA

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