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Erradicar el hambre es la gran apuesta del Foro por la Soberanía Alimentaria

El Foro por la Soberanía Alimentaria, que se celebra en Mali, planteó como principal consigna la eliminación del hambre, además de rechazar el uso de la comida como nueva arma del colonialismo.

L. HERNANDEZ («La Jornada») |

 

«En el norte siembran subsidios, pero nosotros cosechamos deudas», dice Ibrahim Coubaly, representante de la Coordinación de Organizaciones Campesinas y de Productores Agrícolas de Africa Occidental (ROPPA), durante la inauguración del Foro Mundial de la Soberanía Alimentaria-Nyéleni 2007. Y añade: Hay que abandonar la política basada en la importación de alimentos».

Ibrahim es uno de los siete oradores que dan testimonio de la situación en que se encuentran la agricultura, el pastoreo y la pesca en sus regiones, en una reunión en la que hace acto de presencia constante el fantasma del hambre en el mundo.

Finalmente no llegó a inaugurar el acto el presidente de Mali, Amadou Toumani Touré, como tampoco lo hizo Hugo Chávez, pero las palabras de Touré estuvieron presentes a lo largo del encuentro: «El hombre que tiene hambre no es un hombre libre», dijo.

De hambre habló también Saaduta Abonbacrine, mujer representante de los tuareg, pastores nómadas, otrora temidos en la región. «Las mujeres no deben llorar entre mi pueblo -dijo- ni siquiera cuando están solas. Pero en 2005 viví una de las experiencias más duras. Durante 2005 la sequía fue fatal. Los pastores nómadas fueron los más afectados por la hambruna. Vi niños que sólo tenían hojas de árboles para comer cuando antes se alimentaban de carne y leche». Según Saaduta, antes de la colonización los pastores tuareg eran de las personas más ricas. Tras la colonización estamos entre las poblaciones que sufren las consecuencias de la sequía y el hambre. La culpa es del cambio climático y de las malas políticas. Y añade: «No nos rendimos».

 

Chozas pintadas de blanco

Una aldea de chozas de barro pintadas de blanco y techos de palma es la sede del foro. Con la vista de una enorme presa a sus espaldas, fue levantada en menos de tres meses. Un inmenso auditorio circular, vestido con mantas con los nombres de organizaciones campesinas de todo el mundo, es donde se realizan las plenarias. Ikurriñas al lado de banderas mexicanas y guatemaltecas, cubren algunas de las paredes.

Con el agua de la presa como telón de fondo, Nyéléni 2007 comenzó con un baile típico de mujeres de Mali.

Ibrahim Coulibaly, presidente de la ROPPA, recordó que la consigna de luchar por la soberanía alimentaria fue lanzada por Vía Campesina en 1996 y que hoy es «mucho más que un eslogan de todos aquellos que quieren que el trabajo de la tierra sea un trabajo digno». Hizo notar cómo es una paradoja el que Africa occidental, a pesar de sus importantes recursos naturales y de los conocimientos de millones de campesinos y agricultores, se ha convertido en una región netamente importadora de productos agrícolas.

Efectivamente, la lucha por la soberanía alimentaria ha debido abrirse paso en el mundo con muchas dificultades. En la fase de ascenso de la ola neoliberal, los promotores de la teoría de las ventajas comparativas y el libre comercio impulsaron como eje rector el de las políticas agrícolas el de la seguridad alimentaria. No era necesario -decían sus promotores- que los países produjeran su comida, bastaba con que tuvieran asegurados los víveres suficientes para alimentar a su población.

Como reacción a esta política que condenaba a los países a perder su base productiva agropecuaria, organizaciones campesinas e intelectuales, reivindicaron el principio de la soberanía alimentaria. Hoy son muchos los pueblos que luchan en contra de nuevas formas de colonialismo, aquellas que han hecho de la comida una poderosa arma de dominación.

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