El 27 de febrero se cumplen treinta y un años de la proclamación de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD). Coincidiendo con este aniversario varios cientos de personas, en su mayoría saharauis residentes en Euskal Herria, se manifestaron por las calles de Bilbo para exigir libertad y autodeterminación para el Sahara.

La colorista movilización, debido principalmente a la vestimenta de las mujeres, la tradicional melhfas, y a las numero- sas banderas saharauis -una de enormes dimensiones-, partió del Arriaga encabezada por varias pancartas en contra de la «autonomía impuesta» y a favor del referéndum de autodeterminación. Euskara, castellano y hasania, dialecto local, se mezclaban en las consignas que durante todo el recorrido se corearon intercaladas con los continuos agarit, gritos característicos de las mujeres, y alguna canción saharauis.

Las mujeres, que portaban las pancartas, llevaron la voz cantante con eslóganes pidiendo libertad para el Sahara, de apoyo al Frente Polisario y en contra del presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero -«Zapatero, atiende, el Sahara no se vende»- y del rey de Marruecos, Mohamed VI -«Mohamed, capullo, el Sahara no es tuyo-.

Al término de la manifestación representantes de la coordinadora de asociaciones «Euskadi-Sahara 27 Febrero» recor- daron que pese a que la RASD supera la treintena de años de existencia y tiene el reconocimiento de más de 70 países, «no ejerce la soberanía sobre la totalidad del territorio, ya que en su mayor parte permanece ocupado ilegalmente por Marruecos».

«Mecanismo de presión»

Incidieron en la situación de 200.000 saharauis que continúan viviendo refugiados en los campamentos de Tinduf y quienes se encuentran en un estado de emergencia alimentaria, debido al «incumplimiento de los compromisos adquiridos por el PAM (Programa Mundial de Alimentos, dependiente de Naciones Unidas) y la falta de voluntad de garantizar la alimenta- ción de la población», lo que les llevó a denunciar la utilización de la ayuda alimentaria como «mecanismo de presión política para minar la capacidad de resistencia« del pueblo saharaui.

Destacaron la actitud de los miles de ciudadanos que en el Sahara Occidental hacen frente, «de forma pacífica, a la represión de la monarquía marroquí», sobre todo desde el inicio, en mayo de 2005, de la Intifada de la Independencia y llamaron la atención sobre la situación de los presos políticos, en huelga de hambre desde el 30 de enero.

Además, criticaron la actitud «hipócrita» del Gobierno de Zapatero que, «lejos de asumir su responsabilidad como potencia colonizadora, utiliza al pueblo saharaui como moneda de cambio en sus buenas relaciones con Marruecos» ahora con un contrato de venta de armas por valor de 200 millones, armas que, en parte, se usarán para reprimir a la población saharaui.

La movilización concluyó con el compromiso, en palabras de un representante del Frente Polisario en Euskal Herria, del pueblo saharaui, «un pueblo que lucha por una causa justa que indudablemente triunfará», de seguir luchando y con una interpretación del grupo musical «El Sahara no se vende».