El aguerrido sexteto liderado por el contrabajista cántabro Iván San Miguel debutó en La Bilbaína, dejando un buen sabor de boca con su combinación de standards y temas originales, pertenecientes a su reciente álbum: «En otro orden de cosas».

Estos jóvenes licenciados en jazz por el conservatorio superior de música del País Vasco (Musikene), olvidaron pronto sus nervios iniciales (por actuar en un escenario de primera división, según su propias palabras) para apuntar maneras de buenos músicos. En seguida se hizo notar la soltura a la trompeta de Carlos Rossi, no en balde también forma parte de la big band de Jerry González, la fogosidad improvisatoria de José Gallardo al saxo alto, la elocuente percusión al piano de Jonathan Hurtado o la digitación poderosa del mismo San Miguel al contrabajo.

Mostrando al comienzo una disciplinada concentración en el material de partida (como ejemplo, la hermosa, aunque algo encorsetada, versión de «Autum in New York»), fue sobre todo en el segundo pase cuando pudimos apreciarlos soleando con espontaneidad y descaro, a partir de las composiciones del líder del sexteto.

A diferencia de los clásicos interpretados («But not for me», «All blues», etc), joyas del mainstream o de la etapa modal davisiana, la de San Miguel es una música fresca y estimulante, derivada de ese venero inacabable que procede del maridaje entre el bop y la vanguardia. Sobre esos andamios, el sexteto construyó un recital meritorio, con momentos de ardorosa entrega a la improvisación por parte de una línea melódica impactante (trompeta, saxo alto y tenor) cuyos miembros pugnaron a menudo por destacar entre sí: momentos de estimulante competencia jazzística que se agradecen en cualquier concierto.

Como bis, otro gran clásico: «Afro Blue» y la sensación general de estar ante una banda joven pero bien armada de ideas y talentos, capaz de evolucionar muy positivamente. El tiempo lo dirá.