El señor Rajoy se entrena. Junto a su cuadrilla se proponen cada día aparecer en las teles y dar patente de «sensatos». Es su mayor insensatez. Es su lado oscuro. Porque el visible ya se sabe que está al lado del discurso falangista. Ahora se están viendo los efectos de la transición. No se pidió responsabilidades a los franquistas y ahora están volviendo a ocupar lugares estratégicos. Unos con unas siglas y otros con otras. Es una aberración constante. El radio despertador es una obsesión mariana. Hay que levantarse presto y darse una ducha fría, porque como te pases en el dial, te pueden entrar purgaciones democráticas.

La censura previa que no cesa. Se ha puesto de moda ir a ciertos juzgados a presentar una denuncia contra programas de televisión y de manera cautelar, se impide su emisión. La única manera cautelar sería despedir a estos jueces censores. Que se emita, y después, si hay materia, que entren al trapo. Si la vida política la está llevando la extrema derecha a los juzgados, solamente falta que hasta las parrillas de programación las dibujaran sus señorías. Volveríamos a la época que evocan las turbas aznaristas. Y eso no puede ser.

La última acción, además, es gloriosa, porque se trata de impedir la redifusión de un programa ya emitido. Un trabajo de Mercedes Milá en una guardería de Madrid en donde se veía los malos tratos que inflingían a los niños y niñas de una manera descarnada. Un reportaje duro, nítidamente objetivo, que ponía los pelos de punta al abrir la duda sobre la extensión de esas actitudes violentas de las cuidadoras que realmente conmocionan.

El problema vino porque los padres se enteraron de la situación al ver el reportaje en televisión y pusieron el grito en el cielo, porque Mercedes Milá demostró que después de ver las imágenes fueron a denunciarlo a la Consejería correspondiente y al defensor del menor de la Comunidad de Madrid, pero claro, en el mundo pepero, y concretamente en la administración de Espe, no sucede nada malo y lo ocultaron. Hasta que se emitió y ha venido el secuestro judicial. Se creen que tienen patente franquista. Ese es su gran convencimiento. ¿Alguien lo duda?