DESLIZAMIENTO EN el embalse de esa
Revelan grietas de cientos de metros y dicen que «la caída será inevitable"
Las imágenes aportadas por la asociación Río Aragón han permitido constatar la magnitud del deslizamiento de 3,5 millones de metros cúbicos de tierra que tuvo lugar el pasado agosto, en la ladera izquierda del embalse de Esa. El deslizamiento -fue ocultado por la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE)- y su gestión llevan a este colectivo a solicitar el cese del presidente de la CHE y del director técnico de obra y a pedir al presidente de Aragón que se retracte.
Kepa PETRALANDA | IRUÑEA
Muy al contrario de lo expresado en las últimas fechas por representantes políticos aragoneses, tras personarse en el lugar en que en agosto del pasado año se produjo un importante deslizamiento de tierra, miembros de la asociación Río Aragón han constatado «la gravedad del deslizamiento de 3,5 millones de metros cúbicos de la ladera izquierda del embalse de Yesa, ocultado durante más de siete meses por la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE)».
La citada asociación ofreció ayer una rueda de prensa en la que se informó de que «las grietas y desplomes de terreno tienen cientos de metros de longitud y hasta cinco metros de an- chura y profundidad». Los documentos gráficos aportados por esta entidad, tras la visita cursada al entorno del embalse, constatan la magnitud del deslizamiento.
El volumen total de tierra que se movió en la citada ladera, hace ahora siete meses, se ha cifrado en 3,5 millones de metros cúbicos. Se produjo en una super- ficie de 500 metros de largo por 300 de ancho. Está es la estimación que se recoge en un informe elaborado por la empresa madrileña Ingeniería del Suelo SA, que asesora técnicamente a la CHE.
Ingeniería del Suelo SA envió a sus técnicos al entorno del embalse a principios del pasado agosto, alertados por una llamada de urgencia de la dirección técnica de las obras, para evaluar el deslizamiento registrado. Sin embargo, la Confederación Hidrográfica del Ebro ocultó esta información hasta el pasado 20 de febrero, con motivo de la publicación en un periódico madrileño de los hechos recogidos en un informe de la propia CHE. Precisamente, fue al día siguiente de que se publicara la información cuando la Conferencia reconoció que se había producido este voluminosos deslizamiento.
Pese a todo, hubo declaración
Pero el informe no se limitaba a ofrecer los detalles de este último deslizamiento de tierra, sino que constataba que este mismo entorno situado en la ladera izquierda del pantano ya presentaba síntomas de movimiento, antes de que comenzaran las obras de recrecimiento.
En 1999 se aprobó, precisamente, la declaración de impacto ambiental favorable al recrecimiento, pese a que ya era conocida la inestabilidad de esta ladera.
El Ayuntamiento de Artieda se querelló contra los responsables de la CHE, precisamente con motivo del proyecto de recrecimiento que comenzó a ejecutarse bajo el Gobierno de José María Aznar. Sin embargo, los procesados fueron absueltos. Tal y como recordó el alcalde de Artieda, Luis Solana, en la vista se llegó a afirmar que «éste era uno de los proyectos más seguros del mundo».
Tal y como manifestaron ayer representantes de la asociación Río Aragón, «es espeluznante visitar la zona y observar la magnitud del deslizamiento. No sólo es evidente que no está estabilizado, sino que su caída va a ser inevitable. Esta eventualidad dejará, además, toda esa ladera en una situación crítica».
Ante esta perspectiva, considera Río Aragón «más increíbles las declaraciones de los políticos aragoneses, encabezados por el presidente Iglesias, que intentan minimizar irresponsablemente el problema. Asimismo es incomprensible que aquellos que han visitado la zona en jornadas anteriores hayan expresado que no hay peligro, a no ser, como todo parece indicar, que no les enseñaron lo que realmente había que ver o simplemente no les importa ser cómplices de tamaño despropósito».
La asociación Río Aragón presentó en una rueda de prensa en Jaca los documentos gráficos obtenidos en la zona afectada, como señal «del peligro que se cierne sobre el actual embalse y las poblaciones que serían afectadas de consumarse el deslizamiento hasta el pantano. Algo ya alertado desde el año 1993 por el doctor en Geología, Antonio Casas y defendido por el Ayuntamiento de Artieda y nuestra asociación», según trajeron a colación.
Precisamente, Antonio Casas, manifestó el pasado mes en GARA que si se movilizara un deslizamiento mayor al del pasado agosto y el embalse estaría lleno de agua, «se produciría una ola que superaría la cota máxima de coronación de la presa. Esto sería gravísimo si se hace el recrecimiento. Hay una serie de ecuaciones que permiten calcular la inundación y, según esto, el nivel de agua desbordada se quedaría varias decenas de metros por encima del nivel de la terraza del río Aragón», afirmó este catedrático.
Ante la situación creada en Esa, la asociación Río Aragón considera «de todo punto inaceptable que la CHE, el Gobierno de Aragón y otros `irresponsables' cargos públicos y políticos envíen embusteros mensajes de tranquilidad que intentan seguir ocultando la gravedad de lo que está ocurriendo en Yesa».
Para los conservacionistas, resulta en cualquier caso «ineludible la paralización inmediata de las obras, la elaboración de un plan para minimizar los riesgos en el entorno de Yesa, y el descarte definitivo de cualquier proyecto de recrecimiento».
«Sondeos insuficientes»
Pero es que, en relación al recrecimiento, cabe incluso remontarse atrás más de 20 años. En una entrevista publicada en ``Navarra hoy'', en 1983, con René Petit, el ingeniero constructor responsable del pantano y la presa de Esa, ya se aludió a un recrecimiento que el ingeniero de origén francés aseguró no comprender. Incluso, ante la sugerencia de visitar Esa en el contexto de la eventual ampliación del pantano que en aquella época se barajaba, Petit contestó «no, dejemos las cosas tal y como están... Hay que tener en cuenta que al aumentar el volumen aumentan considerablemente las posibilidades de un fallo geológico. Si ahora existe una presión de diez kilos por centímetro cuadrado, con esa ampliación puede doblarse a veinte... ¿quién va a garantizar la seguridad de tal obra?».
Petit confirmó en aquella entrevista que las aguas almacenadas en Esa estaban destinadas a regar, principalmente, «tierras aragonesas, por intereses particulares de la Confederación Hidrográfica del Ebro», y se manifestó partidario de desarrollar redes de canales, en lugar del recrecimiento, lo que «evitaría la posibilidad de una catástrofe». Según Petit, cuando se hunde una presa, «pese a que se eche la culpa al hormigón, a la construcción, en la mayoría de los casos es porque falla el terreno. Antes de emprender una obra de estas características se efectúan gran cantidad de sondeos, pero siempre son insuficientes porque la geología del terreno puede cambiar y ante esta posibilidad no hay previsión alguna que valga. Nadie puede asegurar un corrimiento de tierras con cierta dosis científica».
Río Aragón solicita el «cese fulminante» del presidente de la CHE, José Luis Alonso, «al que debe añadirse el del director técnico de la obra, Raimundo Lafuente Dios, «por sus decisiones temerarias y la ocultación de los hechos». Y pidieron al presidente Iglesias «que rectifique».
La asociación Río Aragón considera «espeluznante visitar la zona y observar la magnitud del deslizamiento. No sólo es evidente que no está estabilizado, sino que su caída va a ser inevitable y esta evetualidad dejará esta ladera en una situación crítica».
Las declaraciones de los políticos aragoneses, «encabezados por el presidente Iglesias, intentando minimizarlo irresponsablemente, son incomprensibles, al igual que las aquellos que han visitado la zona y niegan peligro».
El ingeniero constructor responsable del pantano y de la presa de Esa manifestó, en 1983, no comprender el planteamiento de recrecimiento que entonces se planteó. René Petit admitió que cualquier ampliación ponía en solfa la seguridad.
La asociación que ha aportado los documentos gráficos ha pedido «el cese fulminante» del presidente de la CHE, así como del director técnico de la obra, además de solicitar al presidente de Aragón «que rectifique sus declaraciones y diga la verdad».