Nueva York fue escenario ayer de la segunda jornada de la reunión histórica entre el negociador estadounidense, Christopher Hill, y de su homólogo norcoreano, Kim Kye-Gwan, en torno al deshielo de las relaciones entre ambos países.

Este encuentro es el primero que mantienen ambos países desde 2002, después de que a su llegada a la Casa Blanca, George W. Bush, incluyera e Corea del Norte en su «eje del mal».

Ello supuso la ruptura de un incipiente diálogo bilateral, iniciado por el antecesor de Bush, el demócrata Bill Clinton.

Precisamente hay que remontarse al año 2000 para recordar la última visita a EEUU de un alto dignatario norcoreano.

Hill, subsecretario de Estado de la Administración Bush, recibió a Kim Kye-Gwan en el hotel Waldorf Astoria de la Gran Manzana. Ambos son viejos conocidos tras haberse reunido multitud de veces en los últimos años en el marco de las reuniones a Seis (EEUU, China, Japón, Rusia y las dos Coreas). Pero es la primera reunión bilateral que mantienen, una de las exigencias del Gobierno de Pyongyang en los últimos años. Y la reunión tiene lugar en EEUU, lo que le confiere un alto valor diplomático.

50 años de rivalidad

El encuentro, que podría poner fin a 50 años de rivalidad, sigue a la firma el 13 de febrero de un acuerdo por el que Corea del Norte se compromete a detener su programa nuclear a cambio de ayudas y del final del embargo.

Con su hostilidad, la Administración Bush provocó una reacción defensiva por parte de Pyongyang, que aceleró su programa nuclear y sus amenazas de rearme.

Incapaz de determinar qué hay de cierto en estas amenazas, Washington ha dado marcha atrás y ha conjurado el peligro de la apertura de un nuevo frente de guerra que implicaría a sus aliados (Seúl y Tokio) y en el que destacaría, sin duda, el creciente papel de China.