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Pablo J. Ibañez Olcoz Abogado de la familia Berrueta

Reflexiones desde la Justicia

Tres largos años han transcurrido desde el aciago día en que Angel nos dejó, víctima él y su familia de las manos asesinas que se lo llevaron para siempre. Con él se llevaron sus ilusiones, sus esperanzas y las de los suyos.

Un largo proceso judicial ya culminado, se inició con su muerte. Un largo proceso, salpicado de incidencias, insidias, violencias y dolorosas incertidumbres. Un largo proceso cerrado con una reciente sentencia del Tribunal Supremo, que pone fin al drama de la muerte de Angel.

Cuando reflexionamos desde el mundo del Derecho acerca de las vivencias de estos años, el resultado es más bien amargo.

Todo el proceso, a mi entender, ha estado presidido por aquella ignominiosa frase que situaba el asesinato de Angel en el marco de una riña vecinal. ¡Qué insulto a la memoria!

Después llegó el atribulado Jurado Popular, con objetor incluido, y con un veredicto dubitativo y controvertido.

Llegaron los recursos, la revocación parcial de la primera sentencia.

En el entre acto, las humillaciones a la familia, las pintadas vejatorias, las llamadas amenazantes, las denuncias siempre archivadas.

¿El resultado final?

Pues el de constatar una vez más con el poeta, que la justicia no existe. Que la justicia es un simple lema de ironía.

Que la justicia es una dama sagrada que sólo pueden conocer las almas nobles y generosas.

Que JUSTICIA es una palabra que sólo se debiera pronunciar una vez, pues cuando se repite, se la profana.

Hacemos nuestra la noble copla machadiana: «dice el burgués: Al pobre/ la caridad y gracias./ ¿Justicia? No; justicias/ para guardar mi casa».

Sin embargo, el recuerdo de Angel pervive en nuestra memoria, pues al fin y al cabo vive el que ha vivido y sus vivencias nos acompañan.

Cuando cada día contemplo en mi despacho la imagen de San Fermín que me regaló Mari Carmen, y releo la tarjeta que la acompañaba, es como si un aguijón me incitara a perseguir con ahínco a la vieja y dolorida dama, que los artistas pintan ciega.

La justicia, ¿existe?

No lo sabemos, pero hemos de procurar comportarnos al menos como si existiera. Después de todo, la fe sin duda vendrá mas tarde.

¿Lo mejor?

Como siempre, lo mejor y más grato de los recuerdos de estos años. Las ilusiones perdidas, los compañeros, los amigos y amigas de Gurasoak, las esperanzas, nunca abandonadas y todos vosotros y vosotras.

Hasta siempre.

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