Bozidar Maljkovic se puso ayer mismo al frente del Baskonia, equipo al que dirigirá durante el próximo año y medio, cumpliendo un viejo sueño del club, como reconoció Josean Kerejeta en la presentación del técnico tras su primer entrenamiento.

A pesar de que normalmente no le gusta hacerse cargo de equipos a mitad de temporada, el entrenador serbio se mostró ambicioso ante el reto ofrecido por el equipo gasteiztarra y mostró su voluntad de ir acoplándose a la rutina que trae el equipo para, con sus matices, «no pretendo hacer grandes cambios», aportar esa experiencia y ese poso en los momentos críticos que ha almacenado en su dilatada carrera baloncestística.

Josean Kerejeta fue el primero en hablar y, tras confirmar la duración del contrato en año y medio, «con la esperanza de que puedan ser más», dijo tener una «grandísima ilusión» por presentar a un técnico cuya contratación ya había intentado sin éxito en alguna otra ocasión. De hecho, desveló que en su primer año como presidente baskonista se desplazó hasta Limoges con Santxon para entrevistarse con él en su casa. El presidente baskonista está «convencido» de que hará un «grandísimo trabajo» y sólo espera que acompañe la pizca de suerte necesaria.

Maljkovic, que está seguro de que no tendrá problemas en su adaptación a Euskal Herria -tiene una casa en Hendaia y conoce muy bien «sus costumbres y grandes restaurantes»-, reconoció que «es difícil llegar cuando un club tiene muy buenos resultados, pero tengo mucha confianza, sé lo que puedo dar a un equipo y por eso estoy aquí».

Deuda pendiente

A pesar de que dijo que no había tenido el tiempo que le hubiera gustado para preparar su presentación, quiso ganarse enseguida al que será su nuevo público y en su declaración de intenciones mostró su deseo de resarcir a la afición de la herida que él mismo provocó con el Real Madrid en 2005. «Quiero devolver la alegría y neutralizar este daño que hicimos con Madrid. Esta gente merece mucha alegría. Es una riqueza tener 9000 personas detrás del equipo, pero no sólo eso. Vitoria tiene una cultura y vive para el baloncesto, no podemos engañar a esta gente, sabe quién es bueno y qué es el juego rico y cómo se gana. Yo he venido con más ganas que nunca para ser uno más de esta familia».

También quiso tranquilizar el serbio a todos aquellos que temen que sus cambios interfieran en el buen momento alcanzado por el equipo con Lezkano. «No quiero hacer cambios radicales. Todo lo que ha trabajado Natxo en estos cinco partidos y Peras antes, puedo decir que son sistemas míos. Tendremos que hacer pequeñas correcciones, porque es muy duro jugar buen baloncesto y transformar ese buen baloncesto en Copas.

«El partido decisivo que espero jugar algún día no será parecido al del Maccabi, será muchísimo más duro, con muchos más parones... Si nos cruzamos con Olympiakos será así y creo que podré aportar esta experiencia que tengo, que no es poca en 35 años», declaró el cuarto técnico procedente de la Jugoplastika que ha tenido el TAU Baskonia.

Precisamente su experiencia en el equipo de Split, «yo he formado a los mejores atacantes de Europa», aseguró ayer, le sirvió para negar a la mayor el sambenito de especulador que lleva consigo.

También negó que su relación con Rakocevic fuera mala durante su etapa en el Madrid. «Ha sido muy buena de siempre. En el futuro seré muy exigente con él y la relación no será mejor que con el resto».