Kalao, una ventana abierta en el casco viejo bilbaino al arte africano animista
Aunque lleva abierta más de un año, la galería Kalao pasa desapercibida en el Casco Viejo bilbaino entre tanto local comercial. Pero allí, en la calle Sombrerería, se pueden adquirir a muy buen precio unos cuantos tesoros de arte animista africano.
La capital vizcaina alberga un sinfín de galerías de arte, muchas abiertas en los últimos años aprovechando el tirón turístico-cultural del Guggenheim. Entre todas ellas, hay una que llama la atención. Lleva por nombre Kalao, que es un pájaro venerado por algunas etnias de Costa de Marfil, Burkina Faso o Mali, y está especializada en arte africano de ayer y de hoy.
La abrió el bilbaino Jesús Ahedo, hará cosa de año y medio. «Tenía mucho interés en acercar otras formas de arte que son muy desconocidas aquí. Expongo arte relacionado con el mundo del animismo africano fundamentalmente, pero también el arte de los herederos de aquellos creadores, que es un arte diferente, más de denuncia».
Jesús Ahedo realizó estudios de filosofía y antropología y fue entonces cuando se le despertó el interés por las diferentes formas de representación artística de lo sagrado. Con Kalao quiere que la gente «se dé cuenta de que en Africa se hacen cosas de mucha calidad, se han hecho siempre y se siguen haciendo hoy en día. La idea última es aportar información acerca de lo que es África, ofreciendo otra imagen de su realidad, ya que la que nos llega a nosotros siempre va asociada a sus problemas».
En esta pequeña tienda se puede encontrar arte tradicional, desde el ritual hasta el festivo y el de uso doméstico, y también algo de arte contemporáneo a través de exposiciones ocasionales. Así, las pasadas navidades Ahedo invitó al pintor nigeriano Taofic Adeyinca, quien mostró su obra pictórica. «Tuvo bastante aceptación y vendió mucha obra, ayudado porque los precios eran muy razonables teniendo en cuenta cómo está el mercado del arte hoy en día». Ahora está en contacto con otros artistas y es posible que para mayo o junio traiga a un pintor camerunés. «Es bastante complicado traer a artistas, además de muy caro. Por eso alterno el arte contemporáneo con la exposición de piezas tradicionales».
Jesús Ahedo se abastece de obras rastreando anticuarios y ferias de toda Europa y realizando continuos viajes a Africa Occidental. «Acudo a los talleres de los artistas y visito ferias. El arte tradicional lo busco en los diferentes anticuarios que están establecidos en las principales capitales africanas. Se trata de una carrera larga, porque hay que saber qué estás comprando y a cúanto. En contra de lo que la gente cree, el arte antiguo que todavía se puede encontrar en África es bastante caro. El gran expolio terminó allá por los años setenta. A lo largo de todo el siglo XX salió de allí muchísimo material. Las pocas piezas que todavía quedan en Africa se venden a un precio considerable».
A Kalao, única galería vasca especializada en este tipo de arte, acude todo tipo de gente. «Ves que hay interés, pero es bastante difícil sacar el negocio adelante porque todavía hay mucho desconocimiento. Intento ofrecer cosas para todos los bolsillos, así que aquí se pueden adquirir piezas desde los 15 euros».
Ahora mismo, en Kalao se exponen piezas de arte tradicional realizadas en hierro, madera y bronce, fundamentalmente. Las máscaras representan materializaciones de potencias espirituales a través de las cuales establecen los principios de ordenamiento social. «Mediante estos símbolos, las tribus expresan sus leyes; no son simples objetos de decoración sino imposiciones seudo-legislativas. El pueblo se rige a través de estas imágenes», explica Aedo. En la galería también se pueden adquirir piezas de uso doméstico, de estéticas muy bellas. «Son de artistas anónimos. Hay muy pocas obras africanas en Europa a las que se les pueda certificar una autoría y ésas están fuera del alcance de la mayoría de los particulares».
Finalizada ya la exposición «100% Africa» en el Guggenheim, este galerista relativiza su éxito. «Se ha demostrado que la gente está con ganas de ver cosas diferentes, pero no creo que exista un interés especial hacia el arte africano. Ojalá con el tiempo se despierte. Es importante hacer ver a la gente que en Africa hay posibilidades, hay creación, hay calidad, y no sólo miseria, guerras, dolor y enfermedad, que es lo que los medios nos ofrecen todos los días». A él la exposición del Guggenheim le gustó. «Mucha gente quedó decepcionada porque esperaba encontrar más arte tradicional, pero había cosas muy buenas del siglo XX, aunque no hay que olvidar que es una colección privada que responde a un gusto particular».
Karolina ALMAGIA
Galería: Kalao.
Dirección: Sombrerería, 10. Casco Viejo. Bilbo.
Horario: De 11.00 a 14.00 y de 17.00 a 21.00. Los sábados, sólo por las mañanas.