EEUU se sienta hasta con el «diablo" para salir del atolladero iraquí
Siria e Irán han pasado de ser miembros del «eje del mal" de Bush a compartir mesa con su representante civil en Irak. La conferencia internacional de Bagdad, inaugurada bajo fuego de mortero de la resistencia, terminó con buenas palabras por todas las partes. La hostilidad de EEUU hacia ambos países no ha variado un ápice, pero la realidad es terca. Si París bien valía una misa, una salida al atolladero iraquí bien merece sentarse hasta con el mismo «diablo".
GARA |
En una muestra de realismo político impensable hace meses, EEUU compartió mesa ayer con representantes de Irán y Siria, miembros del «eje del mal» del presidente, George W. Bush, quien no ha dudado en amenazarles una y otra vez haciéndoles responsables del desastre de la ocupación de Irak.
La conferencia de Bagdad fue inaugurada por el primer ministro iraquí, Nuri al-Maliki. Su discurso fue interrumpido por un ataque con fuego de mortero que cayó a escasos treinta metros del escenario de la reunión, el Ministerio de Exteriores.
Este accidentado inicio fue tan elocuente como sintomática fue su clausura, en la que destacaron las buenas palabras y los buenos deseos de todas las partes, mientras cada una se guardaba sus ases en la manga.
Al término del encuentro, el embajador de EEUU, Zalmay Jalilzad, calificó el debate con los representantes iraníes y sirios de «constructivo y eficaz» y aseguró que estaríamos «ante un primer paso».
Jalilzad confirmó que departió cara a cara con los viceministros de Exteriores de Siria, Ahmad Arnus y Abbas Araghtchi, quienes participaron en la cumbre junto con representantes de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad, de los otros países vecinos (Jordania, Kuwait, Arabia Saudita y Turquía), de Egipto y Bahrein y de organizaciones internacionales como la ONU, la OCI y la Liga Arabe.
«Hemos oido buenas palabras. Ahora esperamos hechos», aseguró el embajador de un país, EEUU, que acusa a Siria de permitir la infiltración de combatientes de la resistencia al Irak ocupado.
Washington acusa a Irán de armar a sectores de la oposición a la ocupación y de financiar a grupos armados chiítas. Acusación en la que ha subido el tono en las últimas semanas, coincidiendo con el repunte de la crisis por el programa nuclear iraní y la filtración de informes sobre eventuales planes para atacar al país persa.
El Gobierno estadounidense aseguró haber trasladado directamente estas denuncias a los representantes de ambos países. No trascendieron las exigencias o contrapartida de estos últimos al representante de Bush.
Lo que sí trascendió es que ambos gobiernos reiteraron su apuesta por la paz y la normalidad en el Irak ocupado. El representante iraní responsabilizó a las fuerzas ocupantes de la situación en Irak y aprovechó para exigir la puesta en libertad de sus diplomáticos detenidos por EEUU en el país árabe.
Atentado en Medina al-Sadr
A tres escasos kilómetros del escenario de la cumbre, al menos 26 persona, entre ellos seis soldados iraquíes, morían en un atentado-suicida en Medina al-Sadr, la gigantesca y pobre barriada chiíta de Bagdad.
Este atentado coincide con un incremento de la presión del Ejército ocupante y de sus aliados nativos contra esta zona, bastión del movimiento chiíta antiocupación del joven Moqtada al-Sadr.
La presión incluye la marginación de sus representantes en el Ejecutivo de Bagdad y el cerco militar a ese barrio, además de la persecución de sus milicias, el Ejército de El Mehdi.
Tal y como ha ocurrido con los atentados contra la peregrinación chiíta a Kerbala, este nuevo ataque encenderá aún más los ánimos de este sector de la población, atacado por todos los flancos en Irak.
Un grupo iraquí autodenominado Flechas de la Justicia ha mostrado en un vídeo a dos personas de nacionalidad alemana a las que amenaza con ejecutar si Alemania no retira sus tropas de Afganistán.