La viuda del último presidente elegido democráticamente en Chechenia, Aslan Masjadov, pidió que le entreguen su cadáver «para que pueda volver a casa». Muerto el 8 de marzo en un operativo especial de los servicios secretos rusos, el Kremlin mantiene escondidos sus restos en un lugar secreto, dentro de una estrategia de castigo a los familiares de los combatientes y a sus creencias religiosas. Moscú rechazó ayer esta petición. Jussama Masjadova, refugiada fuera de Chechenia junto a su hijo Azor, señaló que «no habrá piedad para la gente y para el pueblo mientras Putin (presidente ruso) siga en el poder».

Decenas de miles de personas se manifestaron ayer en Roma para reivindicar la equiparación legal de las uniones civiles homosexuales. El debate está en el Senado y la poderosa iglesia católica cuenta con aliados incluso en el Gobierno para torpedear la iniciativa legislativa.