Y pregunto: ¿Qué habrá sido de Demis Roussos? ¿Y de Antxon Urrusolo? ¿Estarán juntos? El muy rentable programa que presenta Hermida, tirando de un archivo incalculable e infinito por parte de TVE, podría aplicarse a EITB. Urrusolo podría ser un nostálgico maestro de ceremonias en el que se recuperara la joven memoria histórica de nuestro canalillo. Seguramente no haya nada rememorable, a excepción de los descartes o tomas falsas que algunas veces han tenido a bien enseñarnos, exculpando una vez más la inseguridad de los primeros años. Incluso sería interesante que lo propusiera la propia audiencia, como ya ocurriera en el canal público estatal. ¿Cuál ha sido a lo largo de estos años su programa preferido en EITB? Con resultados de una encuesta semejante se rendiría un homenaje -seguramente, todavía inmerecido- a estos años mediáticos. Yo ya he hecho ese ejercicio más de una vez. Y me gustaría saber la opinión del resto de espectadores. Cuántos de nosotros defendemos «Kirolez Kirol» y cuántos otros «Hitzetik hortzera», por ponerles un ejemplo. Quién echa de menos a Antxon Urrusolo y quién desea que vuelva Pedro Mari Goikoetxea a primer plano de pantalla. Sinceramente: creo que nuestra EITB debería convocar una auditoría inmediatamente para tener una idea aproximada sobre la ley que empuja los deseos de la audiencia. Quizá descubran que están absolutamente equivocados en lo que a gustos catódicos se refiere. Y no basta con argumentar que «no vamos a dar la misma mierda de programación que el resto». Porque, digo yo: ¿desde cuando esta mierda es una programación? Como ya dijera Leopold Bloom a Stephen Dedalus en el mítico «Ulises» de James Joyce, «ya que no podemos cambiar, cambiemos de tema». Pero, como ocurre con la televisión, todos han leído el libro del dublinés y visto los documentales de La 2. Mientras tanto, se duermen con el mando a distancia presionando el número 5. Qué rima. Me ofrezco como mediadora entre EITB y la audiencia para la cuestión estadística. Pero es necesario decir la verdad. Aquí y en Shangai. Y, sobre todo, en Roma.