La resaca tras la manifestación «en defensa de la nación española», realizada por el PP el sábado en Madrid, fue la gran protagonista en las intervenciones realizadas ayer en boca de políticos de muy diversa ideología. Los dirigentes del PSOE continuaron reprochando a la formación de Mariano Rajoy su «pretensión de dividir a la ciudadanía», mientras que los líderes de la derecha se felicitaban por «la exitosa movilización».

El secretario de Organización del PSOE, José Blanco, acusó al partido que preside Rajoy de haberse olvidado de algunas víctimas, como las de la guerra de Irak o las del atentado del 11-M. Blanco fue más allá y aseguró que estas víctimas no existen «ni para Rajoy ni para la conciencia de los dirigentes del PP». El dirigente del PSOE destacó que «mientras el país mira hacia el futuro, el PP cabalga hacia el pasado, pareciéndose cada vez más a la antigua Alianza Popular».

Ninguna mención al 11-M

El portavoz de PSOE en el Congreso, Diego López Garrido, señaló que la manifestación «no añade nada a la concordia y a la lucha contra el terrorismo», a la vez que tachó de «lamentable» que el líder de la derecha no recordara a las víctimas del 11-M, precisamente en la víspera del tercer aniversario de los atentados.

En este sentido, denunció el «craso error» del PP de «utilizar el terrorismo para hacer oposición» y le acusó de no ayudar «para nada» a la lucha contra ETA al «tratar de dividir artificialmente a los españoles».

López Garrido, preguntado por la posibilidad de retomar el diálogo con el PP, aseguró que el PSOE «siempre va a intentarlo, haga lo que haga y diga lo que diga el PP».

El presidente de la formación convocante, Mariano Rajoy, siguió defendiendo la movilización afirmando que «fue un movimiento cívico y democrático» en el que, a su entender, la ciudadanía expresó de manera serena su «indignación» por algunas decisiones del Gobierno. En esta línea, Rajoy recordó que en la marcha se pidió un «cambio en la política antiterrorista», ya que, en su opinión, «algunas decisiones no son aceptables en un país democrático».

El fiscal general del Estado, Cándido Conde-Pumpido, también alzó la voz en relación con la marcha del sábado, y tras afirmar que la medida penitenciaria impuesta a Iñaki de Juana es «sumamente correcta, desde el punto de vista legal», instó a respetar la decisión «sin ninguna otra valoración política». Respecto a esta decisión, apostilló que «hay algunos canallas a los que se les ha dado ya demasiado protagonismo en los medios».

El portavoz del PNV en el Congreso español, Josu Erkoreka, consideró que la marcha celebrada en Madrid es «una manifestación propagandística más» cuyo objetivo, a su entender, es «aupar» al PP a La Moncloa.

Para Erkoreka, «lo más preocupante» de la movilización es «el hecho de que la manifestación arranque sobre una manipulación de los hechos y sobre una intoxicación de la opinión pública».

Asimismo, el diputado jeltzale advirtió del «riesgo» de que la «crispación trascien- da los límites institucionales y llegue a la calle», creando «un clima de enfrentamien- to civil».

Instrumentalización

Por otro lado, el portavoz de la Presidencia de EB, Mikel Arana, aseguró que el PP ha demostrado su «capacidad de instrumentalizar el dolor de las víctimas» y el «rechazo social frente a ETA». En opinión de esta formación, el único objetivo del PP «es llegar a La Moncloa». Tras tildar de «equivocada» la actitud del PP, aseguró que la «consecución de la paz y la normalización política deben estar protegidos como bienes supre- mos, ajenos a los intentos partidistas y electorales».

Arana fue más allá y acusó al partido que dirige Rajoy de «alimentar las tesis de la ultraderecha española» y de «fomentar un nacionalismo español que hace bandera de la división y se sirve de ETA con fines exclusivamente partidistas y electorales».