La vicelehendakari Idoia Zenarrutzabeitia defendió ayer un «proceso de normalización política» que sitúe «en pie de igualdad, en igualdad de condiciones» a todas las «opciones políticas» de la sociedad vasca. Asimismo, consideró necesaria la «neutralidad ideológica de los marcos de convivencia para que ésta sea tal».

La número dos del Ejecutivo de Lakua recogía de esta forma una de las cuestiones que está en el núcleo de una posible solución definitiva al conflicto que enfrenta al Estado español con Euskal Herria.

En la inauguración en Oñati de la Conferencia Internacional «Democracia, Ciudadanía y Territorialidad en Sociedad Plurinacionales», que se celebra en el Instituto Internacional de Sociología Jurídica, Idoia Zenarrutzabeitia afirmó que «al imprescindible y ansiado proceso de pacificación debe acompañar, necesariamente, un proceso de normalización política de nuestras relaciones con el Estado español» que tenga como objetivo «la convivencia». Para la vicelehendakari, ese proceso «implica respetar y reconocer la pluralidad de la sociedad vasca», esto es, «todos los sentimientos identitarios, todas las identidades que la atraviesan». «Un proceso de normalización política en Euskadi supone, en suma, respetar y reconocer la voluntad mayoritaria de la sociedad vasca», añadió.

A su juicio, ese proceso requiere, además, «la neutralidad ideológica de los marcos de convivencia», para que así «realmente pueda hablarse de convivir, con mayúsculas», porque «ésa haya sido la opción que todos hayamos realizado desde nuestra propia libertad de decisión». Además, señaló que «la convivencia se pacta, nunca se impone».

Europa del Siglo XXI

La vicelehendakari defendió que «en la Europa del Siglo XXI, los estados plurinacionales fundados en legitimidades y principios democráticos no pueden concebirse sino desde la noción de participación, y de decisión o codecisión», al menos si se entiende la democracia como un espacio de «respeto, reconocimiento de acomodo de las minorías».

Zenarrutzabeitia concluyó que «muchas de las cuestiones irresueltas en este orden no lo están por la falta de instrumentos y andamiajes jurídicos», sino de «la voluntad política».