Ahora toca madrugar o esperar la repetición. Arranca el circo de las cuatro ruedas, los motores de combustión interna y los hombres anuncio empaquetados en sus trajes y sus bólidos. La Fórmula 1 ha vuelto a nuestra rutina de fin de semana, que es una de las maneras más obvias de recordarnos que entramos en primavera, porque los grandes almacenes se han instalado en nuestras vidas globalmente y ya no sabemos en qué semana fantástica nos encontramos. Como las motos empezaron la semana anterior, ya tenemos casi todo el ruido en nuestros televisores, porque los marianos no van a parar de manipular y molestar hasta que se les dé con las urnas en los complejos.

Aunque es consistente y pertinaz, repasemos un poco a los chicos de «CQC» porque es bueno oxigenarse de vez en cuando. Siguen manteniendo el nivel. Son divertidos, meten el dedito en las llagas, se posicionan de manera claara ante situaciones, políticos y otras especies del mundo catódico y nos proporcionan una hora larga de televisión activa, cercana y cómplice. Cada temporada alguno de los actores-presentadores alcanza sus mejores cuotas, y si en esta época Arturo Valls está un poco en la reserva, como un invitado estelar descerebrado, Juanra, el que se sienta a la izquierda de Manel Fuentes está dando cada vez más juego, lo mismo que Eugeni, un crack, el que acostumbra a jugar más fuerte, entre el despiste y el cinismo como una de las bellas artes. Sin olvidarnos de la sección de servicio público que protagoniza Gonzo, con las propuestas de los espectadores que le hace irse a pueblos remotos para seguir la denuncia. La del último viernes fue genial. Un ambulatorio en malas condiciones que no se traslada a otro terreno municipal porque el alcalde desde siempre es el farmacéutico que tiene su negocio a cinco metros del servicio de salud. ¿Adivinan de qué partido es el menda? Exacto.

Estos hombres de negro y su gafas de sol producen una química especial, en ocasiones pueden parecer molestos, pero en su conjunto son un espacio refrescante. Le quitan solemnidad a todas las memeces que nos quieren endilgar en otros espacios llamados informativos. Y a veces hacen un ruido que me gusta.