Josu Imanol Unanue Astoreka Activista social
Callos
Deberíamos tener más en cuenta la diversidad y los retos que se nos plantean para el futuro; por ello, se deben buscar puntos de encuentro y de convivencia entre diferentes confesiones y culturas
La guía «Lonely Planet» sobre Egipto recomienda observar la callosidad en la frente de los hombres, que indica el grado de fe de los egipcios y sirve también de advertencia de peligro para los occidentales que visitamos ese hermoso país.
Reconozco que la advertencia, las pre-indicaciones en el entorno más cercano mío y lo culturalmente absorbido apuntan en la dirección del nerviosismo interior, llegando al clímax cuando desde una infinidad de mezquitas y a unas horas concretas se llama al unísono a la oración, provocando una sensación de inmovilidad y silencio.
Algo ha pasado para que nos fijemos más en los velos, y sobre todo en las que se cubren todo el cuerpo ojos inclusive, que en los diferentes rincones de esta ciudad. Y en ello muchos de los medios de comunicación, voceros sensacionalistas, tienen la culpa, puesto que nos han repetido una y otra vez, situaciones puntuales y localizadas, como generales y comunes .
La campaña de desprestigio hacia una religión y sus seguidores, que aquí conviven con los cristianos coptos, ha calado en mí, puesto que a ellos se les une violencia, amenazas, integrismo... como si todo ello no existiera en occidente. Por cierto, la pregunta sería, «occidente respecto a qué».
Y en los callos me he fijado que no son pocos los que lo llevan en la frente, pero pese a la advertencia he recorrido estos lugares y barrios, zocos, templos coptos, sinagogas y mezquitas, pirámides y museos, y el miedo irracional se ha disipado desde el principio de la visita y me atrevería a decir que noto un grado de seguridad mayor que en el llamado primer mundo. No he vivido las situaciones que aguafiestas y mentes enfermizas me auguraban; y me he dado cuenta de que donde yo pago impuestos, hasta hace poco también había quien llevaba callos en lugares no tan visibles, como las rodillas...
Pero volviendo a las interpretaciones y recomendaciones deberíamos tener más en cuenta la diversidad y retos que se nos plantean de cara al futuro; por ello, se deben buscar puntos de encuentro y de convivencia entre las diferentes confesiones y culturas desde el respeto y la no imposición. Pero sobre todo debemos trabajar el conocimiento del otro, porque si no, el caldo de cultivo de la xenofobia y el racismo está servido y en esto los que lo potencian saben aprovechar muy bien nuestro desconcierto y miedo.
Y para callosidades y callos gigantes, los que tienen los de la derecha extrema española que desfilaron en nuestra tierra el sábado pasado, orgullosos de su origen y negando y manipulando nuestra historia y nuestro origen, así como nuestros derechos y nuestro idioma al que le han relegado poco menos que a un museo.
Y del museo de las ideas enfermizas y los odios creo que surgen los intentos de encarcelar las ilusiones y esperanzas de este pueblo, como me acabo de enterar en los referentes internacionales únicos en este país, que son tremendos callos que apuestan por el dolor continuo. Espero que la cordura nos lleve a extirparlos de una vez, todo es cuestión de perderles el miedo y razonar, porque el futuro es nuestro.