Basada en la novela homónima de Almudena Grandes, la realizadora Azucena Rodríguez anda de promoción de «Atlas de geografía humana», una película en la que cuenta la historia de cuatro mujeres que en la cuarentena deciden dar un nuevo rumbo a sus vidas y transformar su frustración y desánimo.

Ocho años han pasado desde que en 1999 firmara «Condenadas a entenderse» y doce desde «Entre rojas» y «Puede ser divertido», otras dos películas en las que las mujeres tienen un papel principal... ¿Mucho tiempo sin dirigir?

Demasiado y he de confesar que tenía un cierto temor por volver a la dirección. Lo cierto es que durante todo este tiempo se me han caído cuatro proyectos, uno detrás de otro, alguno de los cuales, como el último, llevaba tres años escribiéndolo y que por circunstancias ajenas a mí no han salido adelante. Yo espero que con «Atlas de geografía humana» se acabe esta mala racha. En cualquier caso, esto es como montar en bici: uno aprende para toda la vida y, aunque unas veces vayas mejor y otras peor, sabes mantenerte sobre el suelo. Así que, una vez que comencé a rodar, se pasaron todos los temores.

¿Cómo surge la idea de trasladar al cine la novela de Almudena Grandes?

Me lo sugiere el productor Gerardo Herrero. Yo soy una admiradora rendida de Almudena y una de las cosas más bonitas que me ha pasado con esta película ha sido ganar su amistad. Además, al productor y a mí nos interesaba esa historia de cuatro mujeres que tienen alrededor de cuarenta años, una edad que el cine no retrata bien, porque no suele haber muchos papeles para mujeres de esa edad, y a mí me resultaba muy interesante contar las peripecias de esas mujeres que están espléndidas con su edad pero que no suelen ser objeto de películas.

¿Qué le atraía de esta historia?

El gancho para mí era contar la vida cotidiana de cuatro mujeres normales; no cuatro heroínas galácticas sino cuatro mujeres que están en el mundo de una forma determinada. Se trataba de contar su peripecia sentimental, porque parece que los humanos no sabemos vivir sin el amor, que es lo más bonito que nos podemos encontrar en la vida y que en realidad es el motor de nuestra existencia.

Mujeres bordeando la cuarentena que se han incorporado masivamente al mercado de trabajo, que han conseguido independencia económica, autoestima... pero ¿a costa de qué?

Es claro que hemos avanzado mucho en todo esto, pero yo creo que la referencia para nosotras, aunque sea inevitable, no debe de ser el hombre; no se trata de emularles a ellos. Y lo digo desde una postura de no beligerancia hacia ellos, porque veo a los hombres como compañeros y nunca como enemigos. Lo que ocurre es que se está produciendo una transformación muy grande en poco tiempo y todavía nos cuesta a todos adaptarnos a esta nueva situación, porque luchamos contra mentalidades de siglos. Supongo que las generaciones que vengan lo van a tener más fácil y que se normalizará esta cuestión de que las mujeres seamos las que carguemos a veces con un peso excesivo de trabajos domésticos y familiares.

¿En esencia, qué nos enseñan las mujeres protagonistas de "Atlas de geografía humana"?

Que hay que coger el toro por los cuernos, que siempre hay que mirar para adelante y que, a veces, aunque parezca imposible, las cosas cambian si nos lo proponemos realmente.