UNA BATALLA CONTRA MILLARES
"300"
Mientras «300" arrasa en las taquillas de Occidente, en Irán se rasgan las vestiduras y culpan a Hollywood de liderar una conspiración internacional. Teherán considera que la cultura persa sale mal parada y que sus antepasados son presentados como crueles y sanguinarios.
M. I. | DONOSTIA
Para ver «300» es necesario dejar atrás el concepto del peplum clásico, incluso mejor olvidarse de la película de Rudolph Maté «El León de Esparta». Estamos ante una nueva forma de entender el espectáculo épico en clave fantástica, con la base histórica tomada tan sólo en su derivación mítica. El tratamiento esteticista y ante todo visual parte de la adaptación fiel del cómic de Frank Miller, según un proceso técnico similar al utilizado en «Sin City».
Los efectos digitales son los reyes de la función a la hora de conseguir una imagen irreal, muy en consonancia con la redefinición del cine como futuro fenómeno audiovisual.
Y entre los innovadores se encuentra Zack Snyder, especializado a raíz de la revolución genérica conseguida con su anterior «Amanecer de los muertos» en redimensionar antiguos contenidos multireferenciales, labor en la que piensa ahondar al atreverse con el cómic de Alan Moore «Watchmen», después de desbancar al frente de tan arriesgado proyecto a otros candidatos de renombre.
Dentro de la parte humana, que todavía la hay, ha confiado en la poderosa presencia física del actor escocés Gerard Butler, quien, debidamente depilado y transformado en pura fibra, encabeza un reparto concebido a manera de conjunto escultórico en pos del modelo helénico.
Butler es un Leónidas perfecto, el total representativo del arte de la guerra, aunque la inferioridad numérica a la que se enfrentaron los espartanos que defendieron heróicamente el Paso de las Termópilas no es la única desventaja; a la leyenda contribuye ahora, además del masificado enemigo, la inserción en ese colosal ejército persa de auténticos monstruos nunca vistos, ni tan siquiera por la imaginación de un Ray Harryhausen.
Snyder ha confiado en la poderosa presencia física del actor escocés Gerard Butler, quien encabeza un reparto concebido a manera de conjunto escultórico en pos del modelo helénico.