En el vodevil justiciero de la comparecencia de Otegi en la Audiencia Nacional, ¿quién es el verdadero protagonista? Yo tengo una sensación extraña como espectador, telespectador o participante por vía mental. Todos hemos formado parte de un montaje en donde se ha convertido a todo el mundo en figuración. Algunos con frases, otros con togas y muchos con chaleco antibalas, fusiles de asalto y automóviles de gran potencia y marca conocida. En ocasiones parecía que estábamos ante un reportaje sobre la Pantoja. Con perdón.

Inmediatamente después de la resolución del sainete, en Veo -un canal de televisión del entorno de Pedro Jota- se hacía una tertulia que dejaba muy a las claras que la perplejidad no había hecho nada más que instalarse en el discurso de los supuestos jinetes de la conspiración mediática de la derecha extrema o viceversa. Dos bromas, un poco de sarcasmo y a esperar consignas.

Posteriormente fue en la primera estatal, cuando el programa «59 segundos» alcanzaba sus cien emisiones, pudimos ver que entre los aguerridos legionarios, una de las chicas de Oreja que todavía colean y los conversos, como José María Calleja, sus repeticiones están centradas en la estupefacción, la poca seguridad en la que se mueven por si acaso todo desemboca en algo que esperan, anhelan o temen.

Más complejas fueron las intervenciones en «Políticamente incorrecto» de ETB-2, pero es claro que el viaje interminable, el acaloramiento autoritario de un juzgado que pone en marcha un dispositivo desmedido para llevar a un acusado a declarar, se convierte en un despilfarro y en un ridículo absurdo. Lo único cierto es lo que vimos por televisión, un acto de autoridad fuera de norma y una absolución aplicando sus leyes. Y si siguen aplicando sus leyes y no sus consignas, el futuro se despejará de algunos nubarrones. El problema está en qué nadie sabe qué puede pasar mañana. ¿Un comunicado? ¿Por qué no una aplicación de la ley con fundamento que significaría unas docenas de vascos y vascas saliendo de prisión, unos acercamientos legales y cosas por el estilo? Y todo esto días antes de la tormenta de las listas electorales. Los votantes somos siempre figuración histórica.