CUMBRE EUROPEA DE SEGURIDAD Y SALUD EN EL TRABAJO
Cada dos días fallece un joven trabajador en la Unión Europea
Concienciar sobre el riesgo laboral desde las escuelas es una de las tareas que se considera imprescindible, tras el debate que se produjo en la Cumbre Europea de Seguridad y Salud en el Trabajo que puso fin a la campaña «Crecer con seguridad". Los jóvenes están en la diana de la siniestralidad, dado que cada dos días fallece uno en su puesto de trabajo. Sin embargo, los responsables europeos no pidieron cuentas a los empresarios para que garanticen la seguridad.
Juanjo BASTERRA | BILBO
Cada dos días fallece un trabajador de entre 18 y 25 años en la Unión Europea. Cada sesenta segundos un joven empleado sufre un accidente o enfermedad profesional con baja. Los jóvenes tienen un 50% más de probabilidades de sufrir un accidente laboral que el resto de sus compañeros veteranos. La elevada temporalidad que sufren y los riesgos frecuentes a los que se enfrentan hacen que su futuro sea muy complicado, aunque se les necesita con «una salud intacta, porque tendrán que trabajar más años ante el problema demográfico que acecha a Europa». Esta es una de las principales conclusiones de la Cumbre Europea de Seguridad y Salud en el Trabajo, aunque para llegar a ese fin no se hizo el suficiente hincapié para que los empresarios y las administraciones públicas tengan los centros de trabajo con las garantías suficientes para preservar la salud laboral y la calidad de vida de los empleados, por un lado, y que las tasas de precariedad y temporalidad, que en el conjunto de la Unión Europea van en ascenso entre los jóvenes, se frenen para evitar la elevada peligrosidad que sufren los jóvenes trabajadores.
Jukka Takala, director de la Agencia Europea de Seguridad y Salud en el Trabajo, ofreció los datos en ese escenario, que reunió a 500 técnicos europeos en prevención de riesgos laborales y que se celebró ayer en el Palacio Euskalduna. Se hizo hincapié en la necesidad de formar a los jóvenes en el hábito de la seguridad desde las edades tempranas. Rudolf Anzinger, secretario de Estado de la Presidencia alemana de la UE, y del director general de Empleo y Asuntos Sociales de la Comisión Europea, Nikolaus van der Pas, acompañaron a Takala en la presentación del diagnóstico. La UE-15 registra cada año alrededor de cuatro millones y medio de accidentes laborales, de los que 5.000 resultan mortales. Van der Pas reconoció que este registro de la siniestralidad aumenta en un 50% si los datos se refieren a la Unión Europea ampliada y recordó que «los jóvenes son un colectivo vulnerable y que debe contar con una atención especial cuando empiezan en un nuevo trabajo».
Explicó que «solo el 24% de los trabajadores de menos de 25 años son conscientes de que su trabajo puede suponer un riesgo para su salud». El director de Empleo de la Comisión Europea explicó que los accidentes de trabajo y las enfermedades profesionales provocan un coste anual de 25.000 millones y se pierden 550 millones de días de trabajo por esas causas. «Lo que es un problema de una magnitud muy importante», sentenció. Los tres incidieron, de todas maneras, en llevar adelante la estrategia que la UE ha planteado en este terreno hasta el año 2012 para reducir los accidentes de trabajo en un 25%.
La realidad europea no tiene mucho que ver con los datos sobre Euskal Herria, ya que los datos de Osalan indican que los trabajadores de entre 16 y 19 años tienen «doce veces más posibilidades de sufrir un accidente» y de 20 a 24 años se eleva a cinco veces más».
Los trabajadores de la empresa Hijos de Juan de Garay SA pararon ayer 24 horas en protesta por la muerte de Rafael Zubiagirre, que fue aplastado por una bobina de hierro. La denuncia sindical se extendió por Oñati para denunciar la elevada siniestralidad laboral.
En la UE trabajan más de 20 millones de jóvenes trabajadores. Según los cálculos oficiales, éstos tienen un 50% más de probabilidades de sufrir un accidente de trabajo, porque sufren más temporalidad.
En el Palacio Euskalduna se reunieron más de 500 expertos en prevención que llamaron la atención sobre la falta de medidas de seguridad y control en las empresas para evitar que los daños aumenten entre los trabajadores.
Una de las principales preocupaciones de la Unión Europea se basa en que los jóvenes trabajadores deben llegar a los 65 años con buena salud, porque tendrán que «trabajar más tiempo» en vista de la situación de la baja demografía.
El viceconsjero de Empleo del Gobierno de Lakua, Juan José Loroño, explicó que «no basta con sensibilizar en esta materia, sino que se debe avanzar en la escuela». Sin embargo, no entró en su alocución inicial al cumplimiento de la ley.
Con el objetivo de «conseguir un enfoque integral de bienestar en el trabajo y de mejorar la calidad de las condiciones laborales en un entorno sano y seguro», ayer se firmó el II Plan de Salud Laboral de Nafarroa a cargo de la consejera de Salud, María Kutz, el consejero de Industria y Tecnología, Comercio y Trabajo, José Javier Armendáriz, el presidente de la Confederación de Empresarios de Navarra, José Manuel Ayesa y los secretarios generales de UGT y CCOO, Juan Goyen y José María Molinero, respectivamente. Este plan tiene una vigencia de cinco años, desde 2007 hasta 2012, como la estrategia europea.
Ibon Zubiela, secretario de Salud Laboral de LAB, reconoció que «los principios generales en que se basa son positivos», pero, al igual que otros, «al llevarlos a la práctica fallan, porque no se actúa sobre la raíz del problema como es la precariedad laboral, la elevada temporalidad y el incumplimiento generalizado de la legislación por parte de los empresarios». Reconoció como positivo la creación del Observatorio de Salud.
Según explicó la consejera Kutz, este plan seguirá siete líneas estratégicas en las que destaca «la creación del Observatorio navarro de Salud Laboral». Además contempla «luchar activamente contra la siniestralidad, intensificar la vigilancia de las empresas en el cumplimiento de la Ley estatal de Prevención de Riesgos Laborales, atender a los riesgos emergentes detectados, principalmente sicosociales, y a colectivos específicos como los trabajadores con discapacidad, mujeres trabajadoras, trabajadores extranjeros, jóvenes y autónomos». Se plantea asimismo «estimular la participación de asociaciones empresariales y sindicatos en la mejora continua de riesgos laborales, mejorar la vigilancia de la salud e impulsar la prevención de enfermedades profesionales y desarrollar la formación e investigación», aclaró Kutz.
Tanto Ayesa, como los representantes sindicales, se mostraron satisfechos, ya que «involucra a los agentes económicos y sociales y a las administraciones públicas». Así, el principal reto ahora sería «conseguir cultura de prevención», para «elevar el nivel de seguridad de los trabajadores navarros», aclaró Goyen. Para ello, el Plan combina «instrumentos políticos y sociales: legislación, diálogo social, ejemplos de mejoras prácticas y responsabilidad social de las empresas e incentivos económicos, entre otros», según explicó María Kutz.
El representante de la CES, Luis Do Nascimento Lópes, explicó que «las enfermedades profesionales son ya el enemigo más grande y silencioso del puesto de trabajo». Pidió actuar para evitar que «los jóvenes no puedan tener futuro».
La Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo, con sede en Bilbo, volverá a retomar el problema de los trastornos musculoesqueléticos, porque representan un problema de cara al futuro «muy preocupante».
40%
Un 40% de los jóvenes trabajadores realiza trabajos en turno de noche, lo que significa un incremento del peligro para su salud, como está reconocido por los estudios médicos y científicos.
9.8%
Casi un 10% de los jóvenes padece exposiciones al ruido y vibraciones, por encima del resto de los trabajadores. En la mayor parte de los riesgos físicos, las estadísticas demuestran que el porcentaje de jóvenes afectados es mayor que en el conjunto de los trabajadores.
35,8%
Un 35,8% de los empleados realiza movimientos repetitivos, pero en las estadísticas globales se indica que en la UE los afectados son el 30,5%. La influencia negativa para los jóvenes en este caso «es brutal».
21%
En los Países Bajos, el 15% de los jóvenes está expuesto a productos peligroos, el doble que la media para el conjunto de la masa laboral. En Alemania, están afectados un 21% de los jóvenes. y un 19%, en el Estado español, sobre todo afecta a los trabajadores que están en períodos de formación.
75%
En el Estado español, el 75% de las enfermedades profesionales que padecen los jóvenes tienen que ver con los trastornos musculosesqueléticos. En Finalndia, las mismas tienen un coste del 1,6% del PIB.
4.500
Los jóvenes sufren 4.500 bajas laborales por cada 100.000 trabajadores en la UE, es la tasa más elevada de todos los grupos de edad, según los datos oficiales.
El debate de los expertos en los talleres que se organizaron en la Cumbre Europea permitió la intervención sindical y la presentación de datos reales que muestran el efecto negativo de los centros de trabajo en la salud de los trabajadores. Una de las principales conclusiones a la que se llegó fue que se deben frenar y poner los medios adecuados para que «los trastornos musculoesqueléticos remitan su intensidad», porque «cada vez más están afectando a los trabajadores jóvenes y, por lo tanto, van a afectar a su futura salud». De hecho, Elke Scheneider, técnica de la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo, expuso los resultados de un informe del Observatorio de Riesgos en el que se desvela que «existe peligro real de que ocurra una epidemia con los trastornos musculoesqueléticos», ya que son la principal causa de las bajas en la UE.
Los contratos temporales entre los jóvenes aumentan y, ante esa situación, son obligados a realizar las tareas «a mayor velocidad, a mayor ritmo y en peores condiciones», lo que afecta a su salud, precisó Scheneider. En el debate se reconoció que se debe invertir esa tendencia, porque genera una mayor presión sobre los empleados y, por lo tanto, «el riesgo de sufrir un accidentes se eleva exponencialmente». Esta situación ya la contemplan los sindicatos vascos, que reconocen que «poco o nada» se hace contra la precariedad, pese a que es una de las principales causas de la alta siniestralidad.
Janire Domínguez, responsable de ELA en Salud Laboral, dijo a GARA que «se nos habla de conciencia preventiva, de formación e información, lo que está muy bien y queda muy bonito, pero la realidad nos desvela que ni hay los medios adecuados para evitar los accidentes y las enfermedades profesionales ni existe la voluntad política suficiente para actuar en esa línea con el objetivo de eliminar las causas de los accidentes». Planteó la necesidad de actuar en favor «de unas condiciones dignas de trabajo, para poder influir sobrte la lacra social que suponen los accidentes y las enfermedades profesionales, porque se nos habla de avanzar en la Educaicón, pero nada de avanzar en la línea de que se obligue a las empresas a cumplir con la legislación, como es su obligación».
El secretario de Salud Laboral de LAB, Ibon Zubiela, también se mostró crítico con los resultados de estos debates, porque «no intervienen en la raíz del problema». Explicó que «estos actos son positivos para difundir la problemática de los accidentes de trabajo y las enfermedades profesionales, pero parten de una base equivocada e interesada, porque utilizan un torno paternalista, acomodado al modelo capitalista, de situar la responsabilidad de los accidentes de trabajo al mismo nivel entre los empresarios y los trabajadores, cuando sabemos que los primeros tienen que mantener los puestos de trabajo en condiciones de seguridad, pero no es así». Zubiela recordó que los jóvenes tienen un mayor nivel de riesgo y recordó que un 40% de ese colectivo tiene jornadas laborales nocturnas, cuando se conoce que afecta más a la salud.
«Además se ha desvelado que las enfermedades profesionales afectan cada vez más a los jóvenes. Tienen un mayor período de latencia y peligro para la salud. Está claro, como se ha dicho en el taller, que puede ser una epidemia en un futuro, por lo que se deberían de adoptar medidas adecuadas sin esperar a nada». En este caso, Ibon Zubiela extrae unas conclusiones, similares al resto de representantes sindicales, en el sentido de que «muchas veces esos mecanismos de buenas prácticas, de apelar a la formacióín y a la cultura preventiva son excusas que eluden actuar contra la precariedad y la flexibilidad, que es la base de la pirámide de la falta de seguridad y salud laboral». El responsable de LAB dejó claro, como dato negativo «que se nos ha dicho que en el Estado francés el 17% de los jóvenes trabajadores está expuesto en sus empleos a los agentes cancerígenos» y apuntó que «la única solución pasa por cambiar de rumbo de la contratación para poner barreras al aumento de los accidentes».
Jesús Uzkudun, responsable de Salud Laboral de CCOO de Euskadi, se expresó en la misma línea. Para él, la realidad es conocida y los estudios que aparecen inciden sobre los mismos esquemas de que el trabajo es cada vez un lugar menos seguro para la salud y la seguridad de los trabajadores. «Nos ofrecen mucha literatura, pero nada de actuar contra la precariedad, aunque se nos diga que los jóvenes deben formarse. está claro que es necesaria la Educaicón, pero se debe actuar en la reducción de la precariuedad». Pilar Collantes, responsable de ese área en UGT Euskadi, también participó en el encuentro.