Karrantza, protagonista del pueblo del euskara
Karrantza acogió ayer por primera vez, orgullosa, a los cientos de personas que dieron comienzo a la carrera vasca por excelencia, la carrera del euskara. Quizá cuando, en 1980, se llevó a cabo la primera edición de Korrika pocos esperaban que 27 años después se celebraría la decimoquinta. Por distintos motivos. Unos tal vez pensaban que AEK no conseguiría repetir en muchas ocasiones un evento de aquella envergadura. Pero tampoco faltaría quien, más optimista, creyera que pasados todos estos años no sería necesaria la labor de concienciación y de recaudación de fondos para poder hacer frente a la normalización del euskara en el campo de la euskaldunización y alfabetización de adultos. Ayer Karrantza fue el primer testigo de que Korrika es una iniciativa que ha concitado la adhesión de la mayor parte de la sociedad vasca; adhesión afectiva, económica y presencial. Fue testigo, así mismo, de que ésta y cuantas iniciativas se organizan en pos de una Euskal Herria euskaldun siguen siendo necesarias.
La presente edición de Korrika homenajea a un amplio colectivo cuyo mérito nadie puede poner en entredicho: el de las mujeres euskaldunes, principales artífices de la transmisión de la lengua y, por tanto, en gran medida acreedoras del logro de que la misma siga viva. Labor anónima, en situación de opresión a raíz de la desigualdad de género, de represión en guerra y en permanente situación de conflicto, pero eficiente muestra de amor al ser pasado y futuro de su pueblo.
La recaudación de este año se destinará a nuevos euskaltegis en Iruñea y Baiona, lo cual evidencia la necesidad perentoria de la oficialidad del euskara en todos los territorios de Euskal Herria. AEK, tras casi cuarenta años de andadura haciendo frente a innumerables dificultades de todo tipo, desde económicas hasta las que todavía hoy padece fruto de la persecución jurídico-política a todo proyecto nacional vasco, tiene motivos para mostrarse satisfecha por su trabajo, y estos días lo puede visualizar en esa marea de gente que recorre Euskal Herria porque tiene que seguir reivindicando su propia lengua.