Ante la especulación creciente que apunta a que el DUP no nominará sus ministros mañana, pero estaría dispuesto a hacerlo en el plazo de seis semanas, el presidente del partido republicano, Gerry Adams ha afirmado que si los unionistas del DUP desean retrasar la entrada en funcionamiento de la Asamblea norirlandesa más allá del 26 de marzo, tendrán que hablar con el resto de los partidos norirlandeses, incluyendo Sinn Féin, con cuya delegación se niegan a reunirse directamente.

Este parece ser el contenido de un compromiso alcanzado entre las distintas facciones existentes en el seno del DUP -dividido entre aquellos que apoyan y quienes se oponen a la formación de un ejecutivo multipartito- y aprobado por la mayoría de los miembros de su ejecutiva en una reunión que tuvo lugar en Belfast ayer.

Adams afirmó que el DUP buscaba frustrar «la voluntad del electorado», ya que que los republicanos entienden que en las elecciones del pasado 7 de marzo votaron por la vuelta de las instituciones norirlandesas. El líder republicano ha exigido a Londres que cumpla con su compromiso de disolver la Asamblea de Stormont y colapsar las instituciones si los unionistas no cumplen con el plazo del 26 de marzo.

Las sospechas de que todo no iba según lo previsto saltaron en la mañana de ayer, cuando la oficina de prensa de Sinn Féin comunicó la cancelación de la rueda de prensa que el líder republicano, Gerry Adams, tenía planeada después de la reunión de la Ejecutiva del partido.

En un comunicado, Adams explicaba que tras informar a los miembros de la dirección de Sinn Féin del estado de las negociaciones, debía volver a Belfast para encontrarse con el equipo negociador republicano.

Ayer por la mañana se producía una reunión clave para los unionistas del DUP, en el que los 120 miembros de la Ejecutiva de este partido tenían que votar sobre la participación de sus electos en un gobierno multipartito con participación republicana.

Inicialmente, el líder unionista Ian Paisley, salió de la reunión satisfecho con el apoyo mayoritario de su Ejecutiva a una moción sobre el Ejecutivo norirlandés, pero sin dar detalles de cual sería el contenido de tal propuesta.

Fue su segundo en el liderazgo del DUP, Peter Robinson, quien clarificó que un 90% de los presentes en la reunión habían votado por la resolución, cuyo contenido no quería hablar, «ya que tenemos que trabajar un poco más».

A lo que Robinson se refería con trabajar un poco más se descubrió minutos más tarde por medio de los comentarios a la prensa de las delegaciones de otros partidos como el UUP, cuyo líder, Reg Empey, explicó que el DUP pedía más tiempo y que contaba con el Gobierno británico para que a través de la aprobación de legislación especial en Londres conseguir una suspensión de seis semanas de la Asamblea inmediatamente después de su reinstauración mañana. Desde la Oficina para Irlanda del Norte, institución británica encargada de gobernar los seis condados del norte de Irlanda, se negaba que existiera ningún acuerdo sobre tal legislación.

Control de Londres y Dublín

Tanto el primer ministro británico Tony Blair, como Peter Hain, el delegado del Gobierno de Londres en el norte de Irlanda, han insistido desde las negociaciones del pasado octubre en Saint Andrews (Escocia) que si no se formaba un Ejecutivo para mañana, las instituciones norirlandesas serían suspendidas indefinidamente y Londres y Dublín pasarían a gobernar de forma asociada el norte de Irlanda.

La propuesta del DUP es la de nominar sus candidatos a los ministerios en el nuevo Ejecutivo norirlandés en un periodo de seis semanas. Por lo tanto, mañana no se producirían las nominaciones, aunque sí se produciría una reunión del Comité de Programa de Gobierno, en el que Ian Paisley por fin encabezaría la delegación de su partido en un encuentro con la delegación republicana liderada por Gerry Adams.

Sin embargo, es importante considerar el impacto que este posible nuevo retraso podría tener para los ciudadanos norirlandeses, que se enfrentarían a la controvertida introducción de tarifas de agua, con las primeras facturas llegando a los hogares norirlandeses el mismo martes, y a la posibilidad de la pérdida económica del llamado «dividendo por la paz», prometido por el ministro británico del Tesoro, Gordon Brown, si se formaba Gobierno en la fecha inicialmente prevista del 26 de marzo.