El Baskonia asaltó ayer un liderato que tratará de defender hoy el Real Madrid y, de paso, puso fin a la racha de cuatro derrotas consecutivas fuera de Zurbano tras imponerse al Akasvayu Girona de la manera menos convencional. Y es que, en un partido extrañísimo y en el que Marc Gasol hizo mucho daño, el equipo gasteiztarra hizo cosas tan atípicas hasta ahora como jugar con cuatro pequeños y en zona por decisión táctica, prescindir prácticamente de Scola en ataque o jugar con apenas ocho jugadores -Teletovic y Arslan no saltaron a la cancha- justo el día en el que Maljkovic disponía de todos sus efectivos por vez primera en la temporada.

Si Boza quería un partido trabado y duro para calibrar las verdaderas posibilidades y defectos del equipo, ayer lo tuvo en Girona, ya que a pesar de que el Baskonia mandó en el marcador casi durante todo el partido, Akasvayu apretó, sobre todo de la mano de un gran Marc Gasol, y tuvo sus momentos de crisis, como en el comienzo del último cuarto cuando Salenga empató a 66 tras un 11-1 de parcial, o poco después con la quinta de Scola. Afortunadamente, Erdogan y Prigioni sacaron su versión resolutiva en los momentos calientes y el equipo regresó a Gasteiz con una nueva victoria.

Pero al margen del triunfo en un partido en el que sobresalieron Rakocevic y Splitter, el choque ante el Girona dejó aspectos para la reflexión y el debate como la zona con cuatro pequeños puesta varias veces sobre el parqué, algo que Maljkovic ya usó en sus equipos anteriores y que quiere tener como arma en el Baskonia, la imposibilidad de conectar la vía ofensiva de Scola en toda la segunda parte, el paso atrás en cuanto a minutos y utilización de Kaya Peker, Fred House y el inédito Mirza Teletovic o el rol de Planinic, que no termina de explotar del todo en partidos sin tantas opciones para el lucimiento.