El empecinamiento por juzgar el miércoles a otegi costó unos 467.500 euros
El empecinamiento de la Sección Cuarta de la Audiencia Nacional por juzgar a Arnaldo Otegi el propio 21 de marzo tuvo un coste de unos 467.500 euros según cálculos efectuados por sindicatos policiales. El avión empleado es el que utilizan los altos cargos de Interior.
Iñaki IRIONDO
Arnaldo Otegi salió de su domicilio en Elgoibar a las 3 de la madrugada del miércoles 21 de marzo para poder acudir al juicio fijado contra él en la Audiencia Nacional para las 10,30 de la mañana. Tenía por delante siete horas y media para un viaje que en condiciones normales apenas sobrepasa las cuatro horas. Pero Otegi y sus acompañantes no tardaron en darse cuenta de que el trayecto no iba a ser placentero.
Llegar desde Elgoibar a Gasteiz les costó unas dos horas y a punto estuvieron de no poder pasar de la capital alavesa. Según relata el propio Arnaldo Otegi, «en la zona de Gamarra, en el cruce hacia Burgos, el automóvil patinó y nos faltó poco para salirnos de la calzada y pegar contra la valla».
El dirigente abertzale y otras personas que debían acudir al juicio en calidad de testigos desde Bizkaia habían concertado reunirse a las 5,30 de la mañana en el área de servicio de Lopidana, en las cercanías de Gasteiz. Quienes procedían de Elgoibar llegaron a las 5,20, pero quienes debían pasar por la A-68 no aparecieron hasta después de las 7 de la mañana, porque se habían quedado atrapados en la zona de Altube.
«Si no es de vida o muerte no circulen»
En el área de Lopidana hay numerosos camioneros que ya comentan que la carretera está intransitable. Uno de los integrantes de la caravana que debía acudir a la Audiencia Nacional se pone en contacto con el 112, donde les indica que este servicio sólo conoce el estado de la vía hasta Miranda de Ebro y les desaconseja iniciar el viaje. Además, les informa de que tiene entendido que la situación en la provincia de Burgos es muy complicada.
Pese a todo, la expedición se pone en marcha camino de Miranda de Ebro, pero pronto comprueba que resultaba muy difícil avanzar. En ese momento, Arnaldo Otegi se pone en contacto con el número de información vial Castilla y León que les habían facilitado en el 112. «Esto lo tienen que tener grabado porque mi teléfono está intervenido», comenta con normalidad el dirigente independentista. «Me atendió una mujer. Le dije que íbamos en un turismo, que estaba camino de Miranda y que quería saber cómo estaban las carreteras en Burgos. Me contestó que si no es cuestión de vida o muerte que ni se nos ocurra bajar a Burgos. Que quizá con cadenas y mucho tiempo podría pasar, pero que hay muchos accidentes y camiones haciendo la tijera. Me dice además que están parando a todos los camiones». Entonces, sobre las 9.00, siendo evidente que no iban a poder llegar a Madrid, deciden dar la vuelta. De regreso, incluso, uno de los vehículos en los que viajaban testigos está también a punto de sufrir un accidente en el alto de Altube.
Sesenta guardias civiles
Pese a haber comunicado a la Audiencia Nacional la situación de las carreteras, el presidente de la Sección Cuarta, Fernando Bermúdez de la Fuente, decide no suspender la vista, y al conocer que el acusado había decidido volver a casa ordena su detención y traslado a Madrid, pese a que ni la Fiscalía, ni por supuesto la defensa, lo hayan solicitado. Diríase que había un empeño personal en ello, puesto que diariamente se suspenden juicios por motivos mucho más peregrinos y con peticiones de condena mucho mayores a los quince meses de cárcel que le esperaban a Otegi.
Según informaba el viernes el diario digital «El Confidencial», en la detención y traslado a Madrid del líder independentista participaron unos sesenta guardias civiles de los Grupos de Acción Rural y de los Servicios de Información. La operación incluyó el cierre de las entradas y salidas de Elgoibar. Según fuentes de Interior, se trataba «no tanto de impedir que Otegi escapara sino de evitar la llegada de alborotadores que intentaran dificultar el operativo montado para su detención».
El avión de los altos cargos
«Me sacaron de casa sobre las cinco de la tarde -recuerda Arnaldo Otegi-. Me metieron en un coche con cuatro encapuchados y me llevaron al aeropuerto de Loiu. No me dijeron en ningún momento que iba a ir a Madrid en avión. Me tuvieron una media hora metido en el coche y les escuché comentar que no me podían trasladar en helicóptero por el temporal».
Arnaldo Otegi comenta que el habitáculo en el que viajó en el avión tenía cuatro sillones y que fue vigilado por lo que supone que serían dos agentes de la Guardia Civil. A los mandos de la nave, dos agentes de la Policía española.
Según se ha conocido, el avión que lo llevó era un Beechcraft B-200 que se había incautado en 2003 a una red de narcotraficantes en la «Operación Gemelos». Habitualmente es utilizado por altos cargos del Ministerio de Interior para sus desplazamientos, y también en misiones policiales, como el traslado a Madrid de militantes de ETA entregados por la Policía francesa. Fuentes de Interior indicaron a «El Confidencial» que «es más barato poner en el aire este avión para un grupo de seis o siete personas que adquirir los correspondientes billetes de avión de una línea privada y, además, en este caso había una orden judicial que había que cumplir con prontitud».
Finalmente, conducido de nuevo en automóvil por guardias civiles encapuchados, Arnaldo Otegi llegó a la Audiencia Nacional, tal y como había ordenado el presidente de la Sección Cuarta que, por lo visto en la sentencia posterior, ya tenía previsto el encarcelamiento del dirigente abertzale.
Según sindicatos policiales, el empecinamiento de la Audiencia Nacional tuvo un coste de 467.513 euros (77,7 millones de pesetas) incluyendo el traslado de urgencia de efectivos de las FSE a Elgoibar, el avión, la operación de vigilancia, mantener la Audiencia Nacional abierta fuera del horario usual y las medidas de seguridad correspondientes. Un capricho caro pagado por la ciudadanía vasca en un 6,25% vía cupo.
Otegi llamó desde su propio móvil al número de información vial de Castilla y León, en el que le indicaron que no continuara camino. Dado que su teléfono está intervenido, la llamada estará grabada.