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Arantza Chacon y Josu Oskoz Solidarios con la RASD (República Arabe Saharaui Democrática

Un Guantánamo de 266.000 Km2 a cien kilómetros de Europa

A sólo 100 Km de Europa, en una especie de Guantánamo gigante, el Pueblo Saharaui lucha por su autodeterminación e independencia y denuncia la violación de los derechos de quienes se atreven a denunciar la injusticia que se está comentiendo

Hoy, en el Día Internacional de solidaridad con el personal de la ONU detenido y desaparecido, queremos recordar a los desaparecidos ante los ojos de la ONU y del mundo, quienes aun desaparecidos no se rinden, no se venden en su lucha contra la opresión y contra el olvido.

A sólo 100 Km de Europa, en una especie de Guantánamo gigante, el Pueblo Saharaui lucha por su autodeterminación e independencia y denuncia la violación de los derechos de quienes denuncian, con las únicas armas que otorga la palabra. Y todo ello ante la pasividad de la comunidad internacional, representada por una MINURSO (Misión de la ONU para el Referéndum en el Sahara Occidental) que mira para otro lado mientras se producen detenciones arbitrarias, desapariciones y torturas a diario.

En octubre de 1975 el Estado marroquí impuso una invasión militar al Pueblo Saharaui, obligando a miles de personas a huir al desierto mientras eran perseguidas y bombardeados con napalm, fósforo blanco y bombas de fragmentación. Desde entonces, ejerce una permanente violencia contra el Pueblo Saharaui que se evidencia en el Muro de la Vergüenza, levantado a partir de 1980 para dividir el Sahara Occidental y tratar de frenar los continuos avances del Ejército de Liberación Popular Saharaui.

Con 2.720 kilómetros, protegido por 160.000 soldados armados, 240 baterías de artillería, más de 20.000 Km de alambre de espinos, miles de vehículos blindados y millones de minas antipersona prohibidas por las convenciones internacionales, el Muro de la Vergüenza es una gran muralla militar que divide de Norte a Sur a todo un pueblo convirtiendo los territorios ocupados del Sahara Occidental, a sólo 100 Km de Europa, en una suerte de jaula gigante, cerrada a la Comunidad Internacional.

Miles de hombres y mujeres saharauis, sometidos a un cruel estado de sitio, sufren un auténtico apartheid. Marruecos tiene desplegados miles de militares y policías en las ciudades, barrios, escuelas e institutos; controlan las calles, allanan viviendas e imponen un clima de terror y de miedo. Se detiene y tortura a los y las saharauis. Se producen juicios sumarios sin garantías y condenas largas e injustas.

La situación no deja de empeorar en los territorios ocupados del Sahara Occidental. Según denunciaba este mes Amnistía Internacional, «...decenas de saharauis han sido acusados de con- ducta violenta y recluidos, tras su detención durante o después de manifestaciones celebradas en el Sahara Occidental en 2005 y 2006. Muchos han denunciado haber sido torturados o maltratados con objeto de obligarlos a firmar confesiones, de intimidarlos para que no acudieran a más manifestaciones o de castigarlos por reivindicar el derecho a la libre determinación de la población del Sahara Occidental o portar signos visibles de su apoyo al Frente Polisario...».

Se lleva a cabo, así, una constante persecución de las demandas de un pueblo que no reivindica sino el respeto de unos derechos que le son inherentes como pueblo y que se le arrebatan criminalizando la voz y la palabra: decenas de presos políticos saharauis resisten en las cárceles del régimen alaui y sigue sin conocerse el paradero de más de 500 saharauis desaparecidos.

La dictadura alaui, ha encontrado además en las pateras otra forma de condena al Pueblo Saharaui. Así, el Gobierno de Marruecos está obligando a los saharauis más jóvenes a emigrar en pateras a Canarias, como estrategia tendente a debilitar la resistencia civil que con tanta dignidad protagoniza la juventud saharaui. Hasta el momento, más de cien jóvenes han muerto ahogados o han desaparecido en las aguas del Estrecho.

Sin embargo, la resistencia pacífica de la población civil saharaui en los territorios ocupados por Marruecos y el esfuerzo de supervivencia y cohesión en los campamentos de población refugiada y en las zonas liberadas demuestran la firme determinación de todo un pueblo por defender y hacer valer su derecho a la autodeterminación e independencia.

Por solidaridad y sobre todo por justicia, en este día internacional de solidaridad con el personal de la ONU detenido y desaparecido, decimos basta ya de hipocresía, basta ya de frases ambiguas y perversas, Sahara libre.

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