Los datos del Banco Mundial sobre las remesas que envían los emigrantes a sus países de origen muestran el gran negocio que a nivel mundial mueven, ya que suman en torno a los 226.000 millones de euros con datos de 2004, aunque se calcula que el flujo podría ser un 50% más elevado, «incluso más», si se tomaran en consideración las remesas enviadas a través de empresas de transferencia de fondos no reguladas o de dinero en efectivo llevado por la familia y los amigos», según recoge el Banco Central Europeo (BCE) en su última publicación oficial. Del volumen total, calcula que 160.000 millones tuvieron el destino de los países en vías de desarrollo, aunque en 1990 esa cantidad a penas llegó a los 31.000 millones. Calcula que en 2006 se habrá roto la barrera de los 300.000 millones, de ellos 200.000 millones se trasladaron a los países en vías de desarrollo. Sólo a Latinoamérica llegaron más de 60.000 millones de euros.

El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) estima que para el año 2010 las remesas de los inmigrantes latinoamericanos alcanzarán los 100.000 millones. Donald Terry, gerente del Fondo Multilateral de Inversiones, reconoció que «hay una imposibilidad de frenar la emigración» y el envío de remesas crecerá un 15% de forma anual.

El Banco de España presentó hace unos días los resultados de 2006. Fueron 6.250 millones, lo que representó un incremento del 35,45% respecto a 2005, pero es prácticamente el doble de la cantidad de 2004. El banco emisor reconoce que en 1991 la población extranjera representaba el 1% del mercado laboral y, entonces, enviaron 119 millones, pero en 2006 el porcentaje aumentó hasta el 9,27%, lo que ha multiplicado las remesas hasta los 6.250 millones.

Esta semana se ha conocido un estudio en el que se muestra que un 38% de los inmigrantes denuncia impagos salariales, que otro 21% es obligado por el empresario a que se pague las cuotas a la Seguridad Social por su cuenta y, entre otras, que otro 16% denunció despidos fulminantes. En realidad, los inmigrantes reciben salarios inferiores al Salario Mínimo Interprofesional. Sin embargo, pese a esas condiciones pésimas cada inmigrante envía de media 350 euros a su país de origen entre siete y once veces año «para ayudar al mantenimiento de su familia» y, en algunos casos, «para devolver préstamos que adquirieron para poder llegar a un destino», como reconoce Attac.

El negocio de los intermediarios de estas operaciones es redondo. Se calcula que el coste del envío se encuentra entre el 3,7% y el 22,3%. Bien es verdad, que en enero el Gobierno español logró un acuerdo con cajas, bancos y entidades financieras para «aumentar la transparencia en los envíos» y conocer, por otro lado, «cuánto se cobra por esas operaciones».

35.000 clientes inmigrantes

La Confederación de Cajas de Ahorro (CECA) cuenta con una plataforma de envíos de remesas, denominada Bravo, que realizó 68.499 remesas por un valor de 42,2 millones. BBK reconoció esta semana que en 2006 aumentó en un 16% el número de clientes inmigrantes, que suponen 35.000 trabajadores. En una nota, la entidad que preside Xabier Irala, reconoce que el nivel de inclusión de los inmigrantes se está elevando. «Hemos tenido un crecimiento del 69% en la concesión de préstamos hipotecarios para la adquisición de la vivienda» y los planes de pensiones entre los emigrantes se elevaron en un 40% en 2006.

BBK registró un 27% más de nóminas domiciliadas de trabajadores extracomunitarios en sólo un año y un aumento del 55% del uso de las tarjetas de débito. En cuanto al envío de ahorros, la caja vizcaina reconoce que el incremento alcanzó un 123%. «Desde 2004, fecha en que entró en funcionamiento el nuevo sistema de remesas, BBK ha gestionado un total de 5 millones de euros, aunque en los primeros meses de 2007 se están cerrando con cifras históricas».

Por otro lado, BBVA ha mostrado esta semana su intención de captar a 180.000 inmigrantes más hasta superar los 700.000 clientes extracomunitarios. Calcula que enviará a través de sus oficinas 1,2 millones de envíos de remesas, un 55,4% más. El banco, que preside Francisco González, concedió en los dos últimos meses del año pasado 1.171 hipotecas por importe medio de 134.000 euros y un plazo medio de 28 años a los inmigrantes. Uno de los objetivos de este banco multinacional con la compra de cuatro bancos regionales en el sur de Estados Unidos es contar con una vía de intercambios de remesas entre los emigrantes latinoamericanos que entran en el país que preside George Bush. Serán cantidades astronómicas.

Lo que está ocurriendo es que los bancos españoles se instalan en América, obtienen una buena parte de los beneficios de sus habitantes y, por otro lado, luego captan a aquellos que se tienen que marchar al extranjero para poder tener unos ingresos mínimos para vivir. De esta forma se cierra el negocio del capitalismo financiero más atroz, que no cuenta con las personas.

Sobre el proceso de bancarización de las remesas de los inmigrantes existen muchas voces a favor y en contra. El banco de España, por ejemplo, publicó en su boletín económico de octubre de 2006 un informe firmado por Enrique Alberola que exponía que «la banca española estaba en buenas condiciones para captar las remesas, precisamente, porque tenían oficinas en esos países de origen del inmigrante» y reconoce que tienen «un efecto positivo en la economía de esos países para el desarrollo». Sin embargo, esa percepción no es del todo exacta, puesto que Donald Terry, gerente del Fondo Multilateral de Inversiones (Fomin), dependiente del BID, indica que «las remesas no son la panacea para el problema de la extrema pobreza». «A un 40% de los 75 millones de beneficiarios les ha permitido superar ligeramente la línea de la pobreza», pero «no se ha logrado ayudar al desarrollo de aquellas familias en las comunidades donde viven».

Teoría del goteo

En el fondo de esta situación se encuentra lo que Michael Parenti, profesor y escritor estadounidense, denomina «el misterio de cómo la riqueza causa la pobreza en el mundo». En este caso recuerda que los gobiernos estadounidenses han ayudado a la marcha de las empresas «a la conquista del mundo». Las multinacionales se han asentado «han desplazado a poblaciones locales de sus tierras y han saqueado sus fuentes de autosuficiencia, creando mercados saturados de gente desesperada y forzada a a vivir en la miseria y a trabajar duro por salarios de miseria y, cuando no hay trabajo, a emigrar».

Al final, lo que esconde esta situación es la «teoría del goteo», como recuerda Parenti, que no es otra que la riqueza de los ricos acaba goteando a los pobres, porque los primeros crean empleo, lo que provoca consumo y «al final todo el mundo termina beneficiado», pero los ricos más ricos.