Como vecina del Valle de Urraul Alto-Urraul Goikoa, escribo estas líneas ciertamente sorprendida ante los reiterados rumores que, coincidentes, se refieren de un lado a que el Ayuntamiento ha suscrito un préstamo bancario de 300.000 euros con el fin de hacer frente a la parte de la inversión en la remodelación del monasterio de Santa Fe, dirigida a la creación en el conjunto histórico-artístico de un hotel rural; y, de otro lado, a que el establecimiento en cuestión está principalmente dirigido al uso y disfrute de personal del Gobierno de Navarra. ¿Por qué sorprendida? Porque, según las informaciones de las que dispongo, la adjudicación de la gestión del establecimiento hotelero, realizada a un particular por el Ayuntamiento del valle, lo ha sido por el canon de 6.000 euros por año.

Si ello es así, no hará falta mucho esfuerzo para comprender que la inversión municipal es, desde cualquier punto de vista, no sólo desmesurada para un municipio de 164 habitantes, sino imposible de sufragar, siquiera sean sus costes financieros, con el citado canon.

Me refiero sólo a la inversión municipal, porque los datos del conjunto de la inversión de dinero público ciertamente marean (545.725 euros por el Departamento de Cultura, 70.000 euros por Cederna-Garalur...).

Si el importe del préstamo suscrito por el municipio es el señalado, cabe preguntarse qué margen de maniobra desde el punto de vista económico-financiero va a tener el Ayuntamiento en las próximas legislaturas para acometer las necesidades de todo orden del Valle. Como cabe preguntarse, asimismo, qué beneficio tiene o va a tener el municipio y, con él, todos y cada uno de sus vecinos endeudados con la actuación en Santa Fe, con un establecimiento cuyo destino principal pueda ser el de su disfrute por altos cargos políticos ajenos por completo a nuestro modus vivendi y, obviamente, a nuestros intereses locales.

Si la inversión municipal es desmesurada, e imposible que los costes de la misma puedan sufragarse con el canon anual que el Ayuntamiento percibirá, más extraña todavía que el precio base de licitación del concurso convocado para la adjudicación de la gestión hostelera del nuevo establecimiento fuera de tan solo 4.500 euros por año.

En todo caso, sobre la sorpresa que me producen todos los datos señalados, surge un sentimiento de indignación cuando los mismos rumores a los que me he referido al principio, pero a los que en este punto no doy crédito, indican que la adjudicación del establecimiento hostelero ha recaído en una persona vinculada a un alto cargo del mismo Departamento de Cultura, promotor o copromotor de la actuación en Santa Fe, que fue enmarcada en su día por el Gobierno de Navarra «dentro de la línea de actuación de recuperación de patrimonio histórico y etnográfico e industrial para uso turístico que se está promoviendo desde el Gobierno de Navarra».

Como no lo puedo creer, lo pregunto públicamente a través de esta carta: a quien corresponda: ¿es todo esto cierto?