De lo que dijo ETA en la última entrevista -que no comunicado como pretenden algunos- se escribirá mucho aún. Pero lo mejor ya está negro sobre blanco. Lo escribió el amanuense de Pedro J. Ramírez. Se trata ahora de la famosa «teoría de la conspiración». Lean las memeces que siguen: «Por significativas que sean las afirmaciones de la entrevista de GARA en torno al llamado proceso de paz, no debería pasar inadvertida la inquietante referencia de ETA a los atentados del 11 de Marzo (...) los terroristas citan en primer lugar lo que elocuentemente llaman `ataques armados del 11-M'. Asimismo, reconocen que la masacre `provocó un cierto cambio' y posibilidades de iniciar `un segundo proceso de reforma en el Estado español'». Y hasta ahí, nada nuevo, ¿verdad?

Ahora empieza el aprendiz de brujo a mezclar los potingues del brebaje: «Estas palabras no son ni mucho menos la pistola humeante que demuestre la intervención de ETA en el 11-M, pero ponen en evidencia su condición de gran beneficiaria de lo ocurrido. Ninguna investigación policial o judicial debe soslayar la lógica del Cui prodest». El famoso «Cui Prodest» significa «¿A quién beneficia?». Y con la misma fórmula alguien podría proclamar que el GAL, por ejemplo, benefició a «El Mundo» y al PP. Vaya majadería, ¿verdad? Pues ahora... igual.

Insiste el escribiente en que «a lo largo de estos tres años, hemos denunciado el empeño del instructor, la Fiscalía y los mandos policiales en echar tierra encima de cualquier indicio que condujera a la banda. Circunstancias como el robo de un coche en el callejón de Trashorras o la relación de islamistas y etarras en las cárceles se han amortizado sin que nadie haya querido profundizar en ellas. El acoso al que han sido sometidos los peritos que redactaron el informe del ácido bórico revela hasta qué punto Interior ha desatado una caza de brujas contra aquél que relacione a ETA con la masacre».

Tontos no son y, en previsión de que la historieta no cuele, se cubren un poco: «En cualquier caso, con ETA o sin ETA, hubo conspiración y nadie hace más daño a la democracia que quienes fingen ignorar los enigmas sin resolver». Con la guerra de Irak hicieron lo mismo. La jalearon y ahora le dejan solito a Aznar. ¡Qué cucos!