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VUELTA AL PAÍS VASCO Protagonistas

Guerrero y Flores culminan el sueño de su infancia

El director había dirigido a su pupilo en todas las categorías y ahora lo hace en el Fuertenventura-Canarias

Unai IRARAGORRI | URRETXU

«Un sueño cumplido». Así se siente Iker Flores bajo la tutela de Oscar Guerrero, «su padre deportivo», en el Fuerteventura-Canarias. El navarro espera recuperar sus mejores sensaciones de la mano de su mentor. El director de Altsasu confía en su pupilo. Este capítulo es el último de una relación que comenzó en la niñez y que se ha consolidado con el paso de los años. «Apenas nos tenemos que decir nada para entendernos», asegura el corredor.

Se conocen de toda la vida, «desde que Iker nació», nos confirma Guerrero, «porque éramos vecinos de 20 metros de una casa a la otra». «Tanto él como su hermano Igor -fue profesional con Euskaltel-Euskadi- empezaron en la bici por mi hermano y por mí. Nosotros corríamos y ellos estaban todo el día pendientes de nosotros. Tenemos la anécdota siempre de que pasaban las bicis de mi hermano a mí, de mí a Igor y de Igor a Iker. ¡Así me llegaban!», exclama Iker. «Destrozadas», afirma Guerrero.

Guerrero dirigió a Flores en cadetes, juveniles y amateur. Faltaba la guinda. «No nos había tocado en profesionales y ahora llega el momento». El de Altsasu recuerda que Flores era muy nervioso en categorías inferiores. «Había que pararlo, quería arrancar desde el kilómetro uno por las ganas que tenía».

«Padre deportivo»

En la actualidad, Guerrero tiene 31 años, por lo que fue un director adolescente. Preguntado por si le hacía caso, Flores es claro: «¡Joder, y no le hagas!». El ciclista navarro sólo tiene palabras de elogio para el que considera su «padre deportivo». «Cuando las cosas salen bien te felicita, te anima, y cuando salen mal te anima también, pero si has hecho algo mal te lo dice para que aprendas. En profesionales hay muy poca gente así. Le conozco desde niño y he tenido buenos años con él. Me daba un poco pena que igual no iba a tener la oportunidad de correr con él en profesionales y, mira, ahora el sueño se ha cumplido».

Flores culminó el paso a profesionales en 1999 con Euskaltel-Euskadi, tras cuatro temporadas en aficionados. Final- mente, dio el salto y la satisfacción fue enorme. «Son como frutos tuyos y cuando los ves arriba disfrutas».

Las alegrías no tardaron en llegar, pues Flores ganó el Tour del Porvenir en 2000. Los dos confiesan que mantenían un «hilo directo» todos los días. «El día que alcanzó el liderato para mí fue especial. Y siempre me acordaré que el día que llegó a Bilbao me llamó nada más bajarse del avión».

Flores asiente con la cabeza. «Todos los días teníamos contacto. Sabía que sus consejos eran muy buenos. Para mí fue una alegría enorme. Es algo que no se me va a olvidar nunca».

Siempre ha sido extrovertido, pero las dos últimas temporadas ha vivido entre sombras, y el año pasado el Euskaltel-Euskadi no renovó su contrato. Sin duda, Flores ha recuperado la alegría. «Sinceramente, lo más importante que he encontrado este año ha sido la tranquilidad y, sobre todo, el estar relajado, cosa que en el equipo que he estado nunca he podido estar porque no me han dejado».

«Ahora soy feliz y disfruto. A partir de ahora tengo que estar bien y espero levantar el vuelo. La verdad es que hemos pasado de todo, pero ahora estamos aquí, en la vuelta de nuestra casa, dispuestos a dar guerra, aunque llevo un mes sin competir y no sé cómo estaré», concluye.

«Tiene que recuperar la ilusión"

El primer reto de Guerrero con su pupilo ha sido el de «recuperar la ilusión y la confianza que ha perdido, sobre todo de estar con los mejores como antes», avanza. «Eso no se hace en dos días, y está claro que tiene que tener buenas sensaciones, momentos buenos y darse cuenta de que puede disputar. Hasta ahora ha estado tranquilo y quizá País Vasco le llegue demasiado pronto. Sus objetivos son Asturias, Volta a Catalunya y Euskal Bizikleta, porque siempre rinde en mayo y junio. Por eso vamos a ir día a día», añade.

El Fuerteventura-Canarias fue protagonista ayer, con Ramírez y Ballester, pero no estuvieron tan finos en la subida final a Santa Bárbara. En la salida de Urretxu, el director altsasuarra apuntaba que «el nivel es altísimo y es un recorrido duro, pero yo tengo confianza en Bonilla y Rodrigo García. En Estella demostraron que están bien, pero iremos día a día y calcularemos dónde podemos estar». Junto con Flores, Leonet y Artetxe son los tres vascos del equipo. Guerrero les ha dado la oportunidad y espera recoger los frutos. U.I.

HERENCIA

El director navarro siempre cuenta la misma anécdota: «Las bicis pasaban de mi hermano a mí, de mí a Igor -hermano de Iker- y de Igor a Iker. Así que las bicicletas le llegaban destrozadas». Y Flores da fe de ello.

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