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alpinismo ascensión en chile

Vía «Golazo" Dura y directa a las Torres del Paine

Un equipo ruso-ucraniano liderado por Arkadij Seregin se hace con la segunda ascensión de la vía bautizada por Schneider en 1999, en la cara este de la Torre Central del Paine (Chile)

 

Andoni ARABAOLAZA | DONOSTIA

La temporada de Patagonia hace ya semanas que dijo adiós. Las moles tanto de la parte argentina como la chilena ya se han librado de los «acosos» de escaladores llegados de diferentes lugares del mundo. Entre los reportajes que hemos destacado en estas páginas, las que se han llevado el gato al agua han sido sobre todo las estrellas o las más visitadas de Patagonia: Fitz Roy y Cerro Torre. También nos íbamos a la parte chilena, a una pared poco conocida como es Cerro Cota. Pero sobre el estandarte chileno, las Torres del Paine, apenas hemos hecho referencia alguna. Así pues, para no hacerle ningún feo a esos monolitos, hablaremos de la seguramente mejor actividad desarrollada en la Torre Central.

En su cara este, una cordada liderada por el estadounidense Steve Schneider firmó en 1999 una gran línea, la más difícil en artificial de esa torre, a la que llamó Golazo. En total 1.200 metros de recorrido para una ruta que, como bien se puede observar en la fotografía, es elegante y totalmente directa. Las dificultades técnicas, en cambio, se centran en las tiradas de artificial que llegan hasta el A4+. Los largos de libre son máximo de 6a. Pues bien, a principios de febrero un grupo ruso-ucraniano liderado por Arkadij Seregin se llevaba la segunda ascensión de Golazo. A diferencia de la apertura en la que participó una cordada de dos, la primera repetición ha sido resuelta por cinco escaladores. Junto al ya citado Seregin, también trabajaron en la vía sus compatriotas rusos Timur Achmedhanov e Igor Pechterev y los ucranianos Syergey Kovalev y Siergiej Tretiakov.

Duro temporal

Sin ningún lugar a dudas, estamos ante una de las vías más duras de artificial de las Torres del Paine. Dicho honor se lo llevaron Schneider y su compañero Christian Sentileces. La apertura la realizaron en cuatro semanas entre febrero y marzo del 99. Fijaron nueve largos, y, tras quitar las cuerdas, el 22 de dicho mes salen a cima en estilo cápsula. En la mañana del octavo día, después de haber escalado sólo tres largos y medio por culpa del horrible tiempo, Sentileces decide retirarse y rapela al suelo. Schneider, por su parte, sigue adelante, y termina la vía en otros 11 días más. El escalador estadounidense llegaba a la cumbre el 12 de marzo. En honor a su chocolatina chilena favorita llama a la vía Golazo: VI, 6a, A4+, 1.200 m, 25 largos. Impresionante la actividad realizada por Schneider (con la participación de Sentileces), con un estilo muy bueno: ningún remache en las 25 tiradas y sólo dos bolts por anclaje.

Pues bien, tras ocho años sin ser repetida, llega a la este de la Torre Central un equipo ruso-ucraniano liderado por Seregin, un habitual de los duros big-walles. Para el 14 de enero el quinteto ya estaba en marcha. Al igual que le sucedió a Scheider, a estos últimos el mal tiempo tampoco les perdonó: fuerte viento y continuas nevadas. Así pues, como suele ser habitual en aquellos lares, tenían que aprovechar las escasas y cortas ventanas de buen tiempo.

Cumbre a medianoche

Tras fijar 400 metros de cuerda, el equipo ruso-ucraniano se decantó por el estilo cápsula. Tras resolver las 25 tiradas de Golazo, los componentes de la expedición hacían cumbre a medianoche del 2 de febrero. Ocho años después de la apertura, esta gran ruta contaba con su segunda ascensión. El descenso también se las trajo, ya que la ventisca les pilló de lleno. Hacia las seis de la mañana, tras realizar peligrosos rápeles, los rusos-ucranianos llegaban al vivac. Una vez finalizada esta escalada, los cinco escaladores llegaron a la misma conclusión: «Sin ningún lugar a dudas, es la vía más dura que nunca hayamos hecho. Probablemente será la ruta más difícil de la Torres del Paine».

De esta forma, la expedición alababa la sobresaliente actividad que Sentileces y sobre todo Schneider llevaron a cabo en el 99: sólo dos escaladores para 1.200 metros de vía, 25 largos y tiradas de hasta A4+. La repetición también ha sido buena, pero, como se puede ver, con más componentes.

Y ya que estamos hablando de las chilenas Torres del Paine, traemos un apunte más. Coincidiendo con los protagonistas de esta última actividad, un grupo de fuertes alpinistas rusos apostaba por el salto base. La vía que escalaron no dice nada para nombres como Ruchkin, Odintsov... y es que se metieron en la clásica Bonington-Williams. Tras escalarla y esperar a las condiciones perfectas, el 24 de febrero el gran especialista ruso Valery Rozov saltaba desde la cima de la Torre Central con un traje especialmente diseñado para planear sobre el vacío. En total, fueron 57 segundos de vuelo para los 1.400 metros de desnivel.

elegancia

Estamos ante una de las vías más duras de artificial de las Torres del Paine. En total, 1.200 metros de recorrido para una ruta elegante y directa.

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