Las cinco muertes de ayer en un barrio popular de Casablanca se produjeron en un total de tres enfrentamientos registrados a lo largo de la jornada y que tuvieron como detonante una operación contra una supuesta célula islamista iniciada por la Policía marroquí a primera hora de la mañana.

El último episodio se produjo a última hora de la tarde, cuando un hombre se suicidó y causó entre la multitud del barrio de El Fida un total de quince heridos, dos de ellos graves. Fuentes policiales habían informado en un principio de que en esta última explosión se habían suicidado dos personas, basándose en el testimonio de varias personas, que atribuyeron la fuerza de la explosión a la existencia de dos bombas.

El último de los suicidas consiguió pasar inadvertido entre los curiosos que contemplaban el despliegue policial ordenado desde primeras horas de la mañana. Tras este cuarto suicidio, la policía dispersó a los numerosos curiosos y periodistas que antes abarrotaban las calles.

Todas las explosiones sucedieron en el mismo barrio, donde desde primeras horas de la tarde la policía había anunciado que tenía rodeado a un hombre, que había escapado de una operación que comenzó a primera hora de la mañana.

En esa operación murieron los dos primeros islamistas y comenzó cuando la policía se presentó a las 04:00 GMT en un apartamento de ese barrio al sospechar que podía refugiarse en él alguno de los implicados en un atentado cometido en un cibercafé de Casablanca el pasado once de marzo.

Al percatarse de la presencia de los agentes, uno de los suicidas, identificado como Mohamed Mentala, se enfrentó con los agentes, que le dispararon ante el temor de que pudiera llevar encima explosivos, y le causaron la muerte.

Esta persona estaba en busca y captura desde 2003, por su supuesta vinculación con los atentados en los que el 16 de mayo de ese año murieron 45 personas.

Una segunda persona intentó escapar de la policía y al verse rodeada en la azotea del edificio hizo estallar la bomba que transportaba en una mochila y murió en el acto.

Se cree que éste podría ser Ayoub Raydi, hermano de Abdelfetah Raydi, la persona que se suicidó en el cibercafé de Casablanca el 11 de marzo.

Ya por la tarde, un agente de policía murió al suicidarse el tercer sospechoso que había huido por la mañana en Casablanca y que alrededor de las 15:30 GMT hizo estallar la bomba que llevaba encima en una azotea al verse rodeado por la policía.

El inspector, Mohamed Zindiba, resultó gravemente herido cuando el perseguido, al que estaba intentando convencer de que se entregara, hizo estallar la bomba que llevaba encima causándose la muerte y graves heridas a este policía y a otro que le acompañaba.

Los dos agentes fueron trasladados a un hospital de la ciudad, donde el inspector Zindiba falleció poco después según las fuentes.

Después de ese nuevo suceso, tiradores de élite de las fuerzas de seguridad rodearon a un cuarto sospechoso en una azotea del barrio, y anunciaron que su detención iba a ser inminente. Más tarde fue cuando se supo de la nueva explosión en la que murió el cuarto islamista.

Las autoridades marroquíes informaron de que la célula islamista a la que pertenecían tanto el suicida del cibercafé como las personas que murieron ayer estaba aún en fase de formación y que los explosivos que obraban en su poder eran de fabricación casera.

Desde el pasado 11 de marzo, la policía marroquí ha detenido a varias decenas de personas por su supuesta implicación en ese atentado, de las que 31 han sido ya imputadas por «pertenencia a banda criminal con el objetivo de cometer atentados».

Las autoridades marroquíes consideran que los objetivos de esta célula eran el puerto de Casablanca y cuarteles policiales.