El CICR cifra en 106.000 las familias desplazadas en Irak en catorce meses
El Comité Internacional de la Cruz Roja lanzó ayer la voz de alarma sobre la crisis humanitaria que «empeora sin cesar" en Irak e instó a las partes a proteger a la población civil, «principal víctima de los tiroteos, bombardeos, secuestros, asesinatos y operaciones militares". Subraya que el problema de los desplazados es «particularmente agudo" desde febrero del pasado año y cifra en 106.000 las familias que han huido de sus hogares desde entonces.
GARA |
«El conflicto en Irak está causando un inmenso sufrimiento a toda la población civil», comienza el informe, titulado «Civiles sin protección. El empeoramiento de la crisis humanitaria en Irak», presentado ayer en Ginebra por el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR).
«Los actos diarios de violencia tales como tiroteos, bombardeos, secuestros, asesinatos y operaciones militares cuyo objetivo directo son las personas civiles iraquíes» suponen una «clara violación del Derecho Internacional Humanitario y de otras normas internacionales aplicables», advierte la organización, cuyo mandato incluye la supervisión del cumplimiento de los Convenios de Ginebra que regulan las leyes de la guerra.
Aunque el informe deja claro que la actual crisis afecta directa o indirectamente a todos los iraquíes, llama la atención sobre los problemas con que tropiezan los grupos vulnerables, como son los «cientos de miles» de iraquíes que se han visto obligados a huir de sus hogares, así como las familias que «generosamente acceden a acogerlos».
«Sufrimiento inaceptable»
«Los sufrimientos que actualmente padecen hombres, mujeres y niños son insoportables e inaceptables», indicó el director de Actividades Operacionales del CICR, Pierre Krahenbuhl. «Su vida y su dignidad corren continuamente peligro», advirtió.
«El CICR insta a todos los que puedan influir en la situación sobre el terreno a que lo hagan ahora para que se respete y se proteja la vida del común de las gentes», manifestó Krahenbuhl. «De acuerdo con el Derecho Internacional Humanitario, ésta es una obligación tanto para los estados como para los actores no estatales», aseveró.
El problema de los desplazados se ha vuelto «particularmente agudo» desde febrero de 2006, cuando el atentado con bomba contra una mezquita chiíta en Samarra, al sur de Bagdad, provocó una oleada de enfrentamientos entre grupos armados chiítas y sunnitas.
El CICR estima que aproximadamente 106.000 familias han huido de sus hogares desde esa fecha. Se cree que dos tercios de estos desplazados internos son mujeres y niños que suelen refugiarse en centros de acogida dirigidos por mujeres. «Miles de iraquíes se siguen viendo obligados a huir de sus hogares, pendientes de las operaciones militares, del deterioro general de la seguridad y de la destrucción de sus viviendas», constata el informe.
Manifiesta que «la perspectiva es triste, sobre todo en Bagdad y otras zonas en que conviven distintas comunidades, en las que la situación puede aún empeorar». En la capital, las familias «suelen tener miedo a salir de sus casas para acudir al trabajo o al comercio o a enviar a sus hijos a la escuela a causa de la violencia arbitraria y ante la amenaza de ser secuestrados para el cobro de rescates».
La mayoría de los desplazados han sido acogidos por familias que con frecuencia se ven obligadas a aportar sus «limitados recursos». «Algunos han encontrado refugio en campamentos, edificios públicos y barracones militares abandonados», asegura el informe.
El comité relata que la elección de los lugares para buscar refugio «suele depender tanto de la presencia de familiares o amigos como, a causa de la prevaleciente violencia confesional, de la comunidad religiosa o étnica de las comunidades de acogida».
Crisis sanitaria
La crisis coincide además con el «alarmante estado» en que se encuentran las instalaciones sanitarias iraquíes, que adolecen de una importante carencia de personal y suministros básicos. «El masivo flujo de víctimas a los hospitales debido a los ataques de cada día contra civiles y a otros incidentes violentos genera una tremenda tensión añadida en el sistema de salud», según el informe.
Entre los problemas detectados por el CICR destaca el hecho de que los médicos y las instalaciones sanitarias no dispongan de un estatus especial que les proteja ante las partes en conflicto. Como consecuencia de ello, muchos médicos, enfermeras y pacientes ya no se atreven a ir a los hospitales o a los centros médicos por temor a ser objeto de ataques o amenazas.
El informe dado a conocer en Ginebra destaca que gran parte de las infraestructuras vitales de suministro de agua, alcantarillado y electricidad de Irak se encuentran en muy malas condiciones a causa de la falta de mantenimiento y porque la inseguridad complica las necesarias obras de reparación.
Gracias a la estrecha colaboración con la Media Luna Roja de Irak y al estatuto reconocido que tiene como organización neutral e independiente, el CICR ha podido proporcionar víveres y otros artículos esenciales para la supervivencia. Actualmente, suministra cada mes asistencia de urgencia para 60.000 personas.
El informe constata que miles de iraquíes «se siguen viendo obligados a huir de sus hogares, pendientes de las operaciones militares, del deterioro general de la seguridad y de la destrucción de sus viviendas».
En Bagdad, las familias «suelen tener miedo a salir de sus casas para acudir al trabajo o al comercio o enviar a sus hijos a la escuela a causa de la violencia arbitraria y ante la amenaza de ser secuestrados».
Ante la insurgencia en Bagdad cada vez más beligerante, las fuerzas de ocupación y del Gobierno iraquí planean una operación que pretende sellar vastas áreas, encerrando entre barricadas barrios completos, a los que sólo se permitirá el ingreso a pobladores que porten tarjetas de identidad emitidas con ese fin, según publicó ayer ``The Independent''. El periodista Robert Fisk, experto en Oriente Medio, explica que la campaña de «comunidades cercadas» involucrará a 30 de los 89 distritos que tiene Bagdad y será «el más ambicioso plan de contrainsurgencia hasta ahora montado por EEUU en Irak».
El sistema ha sido utilizado en el pasado y «ha fracasado de modo espectacular» en Argelia y Vietnam. Su aplicación ahora en Irak es, según Fisk, «un reflejo tanto de la desesperación de los norteamericanos por la caída de Irak en una guerra civil como de su determinación de ganar la guerra contra una insurrección iraquí que ha costado la vida de más de 3.200 soldados estadounidenses».
Según Fisk, EEUU intenta colocar hasta cinco brigadas mecanizadas, con un total aproximado de 40.000 hombres, al sur y al este de Bagdad. Tres de esas cinco brigadas estarían posicionadas entre la capital iraquí y la frontera iraní, lo que colocaría a Irán «ante una poderosa, y potencialmente agresiva, fuerza militar estadounidense cerca de su frontera en caso de un ataque norteamericano o israelí contra sus instalaciones militares este mismo año». Ese plan fue elaborado, según ``The Independent'', por el general David Petraeus, comandante de las fuerzas de EEUU en Bagdad, y busca incrementar la seguridad en los mercados bagdadíes así como en las zonas predominantemente chiítas. Agrega que se crearán bases de apoyo estadounidenses e iraquíes en nueve de los treinta distritos que se trata de encerrar, y a partir de las mismas, «las fuerzas estadounidenses e iraquíes supuestamente sacarán a las milicias de las calles que para entonces estarán rodeadas de muros, y a sus ocupantes se les darán documentos de identidad». Habrá continuas patrullas y un sistema de registro de «visitantes». Así, los civiles podrían encontrarse dentro de una prisión «de población controlada. Pero los insurgentes no son extranjeros, pese a la presencia de Al Qaeda en Irak. Provienen de los mismos centros poblacionales que serán cercados y podrían, si no son descubiertos, acceder a sus propias credenciales de identidad; y estarán encerrados como todos los demás». Un ex funcionario estadounidense en Vietnam expresó su escepticismo al explicar que los suníes, chiítas y kurdos son ante todo leales a los suyos, por lo que no puede hablarse de «un ejército iraquí independiente».