El actor Tristán Ulloa debuta en la dirección en compañía de su hermano David, que es realizador televisivo.

De acuerdo con la experiencia acumulada en sus respectivos quehaceres, en «Pudor» uno se ha encargado de la dirección de actores y el otro de la parte técnica, además de escribir el guión a cuatro manos. Lo han adaptado de una novela del peruano Santiago Roncagliolo, cambiando las localizaciones del original por las más cercanas de Gijón. En ese ambiente provinciano sitúan el conflicto familiar de unos personajes que sufren de incomunicación, carencia que sicosomatizan en forma de enfermedades y obsesiones varias.

Son incapaces de contarse sus problemas, aunque les vayan devorando por dentro como un tumor. El único que parece encontrar un punto de fuga es el más pequeño que, a falta de comunicación con los humanos, entra en contacto con fantasmas. Representa la parte relativa al realismo mágico de la base literaria, en contraste con la dura e implacable descripción visual aplicada al retrato del resto del grupo, todos ellos sometidos a una disección digna de un frío cirujano.