El culebrón del 11-M ofrece cada día un nuevo capítulo, más enrevesado que el del día anterior. Y así resulta que un día los de la «teoría de la conspiración» se frotan las manos porque un testimonio o indicio apoya sus tesis y, al siguiente, son los que acusan al PP de mentir como bellacos los que se las prometen felices. Ayer les tocó a estos últimos.

Y es que resulta que los máximos responsables policiales dejaron con las vergüenzas al aire a Acebes y compañía. Los de «El País» y «Abc» se congratulaban, y en «La Razón» y «El Mundo» balbuceaban explicaciones.

El principal titular de «El País» era elocuente: «Los jefes policiales en la época del PP dejan a Acebes en evidencia ante el juez. Dos comisarios relatan cómo las pruebas llevaban a los islamistas el mismo 11-M». Y en páginas interiores: «El jefe de la policía y el mando antiterrorista relatan que desde la tarde del 11-M sólo buscaban islamistas». Y más: «Acebes mantuvo que el explosivo era el usado por ETA cuando ya sabía que no era así». El cronista lo decía como sigue: «Las explicaciones de la cúpula policial del PP ante los jueces dejan por mentiroso al entonces ministro del Interior».

En «El Mundo» ofrecían un farragoso editorial en el que se empeñaban en sostener su particular visión de las cosas y, a falta de datos, sembraban dudas: «El juicio del 11-M está sirviendo para poner en evidencia que esa cadena de mando fue cortocircuitada por profesionales de la Seguridad del Estado que eran unos ineptos o no trabajaban en su misma dirección». Y sobre la contundencia de los testimonios prestados ayer en la sala, ni pío. ¡Ni pío!

En «Abc» se resisten a zurrarle la badana a Acebes, que a la postre es de su mismo rebaño, pero mantienen su posición contra la «teoría de la conspiración»: «Los mandos policiales descartaron el titadyne la misma tarde del 11-M. Los dos subordinados directos de Díaz de Mera confirman al juez que nunca manejaron datos que vincularan a ETA con los islamistas».

Y como empiezan a pintar bastos para los de la trola, en «La Razón» sentenciaban en su editorial: «El intento del Gobierno de elevar a categoría lo que es un mero episodio no sólo falta al respeto a las familias afectadas; también es una repulsiva utilización electoral del atentado». ¡Cómicos!