Más tropas no equivale a más seguridad
Los atentados llevados a cabo por militantes suicidas contra el Parlamento iraquí y el estratégico puente Al Sarafiya, en Bagdad, cuestionan abiertamente el plan de seguridad establecido de mutuo acuerdo entre el Gobierno de EEUU y el Gobierno del Irak ocupado. El envío -a cuentagotas, según la queja de la administración local- de nuevas tropas no se traduce en una mayor estabilidad.
Los distintos despliegues que se han sucedido en tres años de invasión del país árabe no han llevado sino a aumentar la tensión y a fomentar la violencia que sacude el país. De hecho, cada «desembarco» de tropas es en sí una fuente de violencia, ya que favorece un control más férreo sobre la población iraquí y da lugar, demasiado a menudo, a situaciones de abuso de derechos humanos a añadir al abuso permanente que implica, de por sí, la presencia de ejércitos extranjeros en Irak.
Por mucho que la Administración Bush trate de minimizar el que los atentados golpeen la «zona verde» de Bagdad, echen abajo infraestructuras o impidan que el negocio del petróleo fluya de acuerdo a los intereses de los ocupantes... lo cierto es que los iraquíes soportan a diario la cruel evidencia de que quienes vinieron a salvarles de Sadam Husein en nombre de la democracia tan sólo han conseguido, a la postre, sumir al país en un baño de sangre.