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Maite SOROA

Ahora a por los del irrintzi intrépido

La aparición en escena de quien siempre ha estado allí ha sorprendido a los que se creían propietarios únicos de las plazas en el concurso electoral. Y ahora se rasgan las vestiduras. ¡Como si ANV no fuera partido mucho antes de que, por ejemplo, el PP existiera con ese nombre! Antes se llamaban Movimiento Nacional o las JONS o algo parecido, claro.

Ayer en «El Diario Vasco» y «El Correo Español» sorprendían con un argumento digno de engrosar los anales del dislate. Hablaban de la posibilidad de que ANV fuera, en realidad, Batasuna vestida de abuelita: «El hecho adicional de que Otegi se negara ayer a pronunciarse sobre esta opción abona, más que anula, la suposición de que Batasuna pueda contemplar esta alternativa, toda vez que su patrocinio expreso la habría contaminado y sumido en la misma incertidumbre en la que se encuentran las otras dos opciones presentadas hasta ahora. Y la similitud de este proceso de búsqueda de una sigla `blanca' preexistente recuerda tanto al que se siguió hasta dar con el Partido Comunista de las Tierras Vascas que ninguna duda sobre lo que de verdad pueda estar ocurriendo está de más».

De lo que se trata es de cercenar la libertad de unos y parecer que se defiende la de todos: «lo que está realmente en juego no es si la izquierda abertzale tiene derecho o no a retornar a las instituciones, sino si puede legítimamente hacerlo a través de unos representantes que no hayan despejado cualquier duda razonable sobre su vinculación, directa o indirecta, con el terrorismo de ETA». ¿Y quién pide cuentas? ¿Quien decide? ¿Y lo de la carga de la prueba?

Así las cosas, no se alarmen por la última astracanada de «El Mundo»: «El filósofo Savater declaró hace pocos días en nuestro periódico que habría que suspender las elecciones en el País Vasco, dada la falta de condiciones democráticas y el amedrentamiento de una parte de la población. Muchas personas pensaron tal vez que esas palabras eran una exageración, pero no lo son como lo demuestra el caso del matrimonio compuesto por Ramón Gómez y Vanessa Pérez». Relean lo escrito y comprobarán el punto al que han llegado algunos. Mientras tanto, otros empiezan a entonar aquel «irrintzi intrépido» que con tanto ardor cantaron los resistentes al fascismo.

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