El PSE se presenta como alternativa y sin querer hablar de pactos
El secretario de Organización del PSE, Rodolfo Ares, fue el encargado de presentar oficialmente la precampaña electoral de su partido. Como ya es costumbre en este tipo de citas ante las urnas, el partido que dirige Patxi López pretende hacer llegar a los electores el mensaje de que es «la alternativa" al PNV y, en el caso de Araba, también al PP. En consecuencia, el dirigente del PSE no quiso aclarar qué opciones barajan de cara a posibles pactos postelectorales.
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Reconociendo que las elecciones municipales y forales del 27 de mayo se celebrarán en un contexto «muy especial» y en medio de un «clima preocupante», que achacó a la «ruptura del proceso de paz» -de la que responsabilizó a ETA- y no a los intentos de anular el derecho de una buena parte de la ciudadanía vasca a participar en esos comicios, el PSE presentó ayer oficialmente los ejes que marcarán sus actos de precampaña. Como ya es habitual, el partido que lidera Patxi López quiere ofrecer la imagen de que es «la alternativa» tanto al nacionalismo vasco que representan PNV y EA -«cada vez más dividido y agotado», aseguró- como al PP -del que dijo que apuesta por una estrategia de «confrontación y ruido».
En la rueda de prensa ofrecida ayer en Bilbo, Rodolfo Ares comentó que su partido es la alternativa porque tiene «los deberes hechos» y ofrece «seguridad y estabilidad». También resaltó que «el principal objetivo» de «los socialistas» sigue siendo acabar con la lucha armada de ETA, aunque quiso recordar que ofrecen alternativas para hacer frente a «otros problemas que interesan a la ciudadanía» como la educación, la vivienda o el empleo.
Insistió en que el PSE se presenta a estas elecciones en Bizkaia, Gipuzkoa y Araba para ganarlas, para «ganarle al PNV y al PP». Y como es algo ya habitual entre la mayoría de los partidos vascos, pasó de largo ante una de las cuestiones que se intenta ocultar al electorado durante toda la campaña: saber qué harán sus representantes el día después de los comicios o, al menos, conocer cuáles son sus previsiones. El secretario de Organización y portavoz del PSE afirmó que, «sólo» después de los comicios y en los municipios donde sea necesario, la Comisión Ejecutiva decidirá la política de alianzas; y no olvidó la coletilla de que esas alianzas se harán «siempre de acuerdo con el programa electoral».
En ese contexto, explicó que su partido quiere hacer una precampaña, así como la campaña ofical, «útil», «sin insultos ni descalificaciones» y en la que se explique el programa del partido al conjunto de la ciudadanía. Para ello, repartirán más de 10.000 progamas y 500.000 folletos con sus propuestas, y ocuparán 200 vallas y 300 marquesinas con carteles.
Entrando más de lleno en la batalla electoral, Ares comentó que el PSE aspira no sólo a consolidar las alcaldías donde gobierna, sino también a alcanzar las de Gasteiz, Sestao, Ortuella, Basauri o Urnieta, así como a incrementar su número de concejales y junteros para poder tener responsabilidades de gobierno en otras instituciones municipales o forales. También indicó que en esta ocasión se presentan «con más listas que nunca», de forma que cubrirán la totalidad de Araba y el 98% de la población de Bizkaia y Gipuzkoa. Las candidaturas han sido elaboradas «casi en su totalidad con compañeros de Euskadi» y sólo han necesitado «en torno a 30 aportaciones» de fuera.
El PP no sólo pretende desmarcarse del PSOE durante la campaña electoral, sino que también quiere extender el mensaje de que «nacionalistas» y «socialistas» optarán por pactar tras el 27 de mayo para gobernar en las instituciones de Euskal Herrria que se renovarán en los comicios locales y forales. Ése es el foco principal que ha encendido sobre la campaña UPN en Nafarroa, acusando al PSN de querer echarse en brazos de NaBai mientras le ofrece su colaboración, en caso de que fuera necesaria, para excluir a cualquier formación abertzale de un hipotético pacto de gobierno. En la mayoría de las instituciones de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa la correlación de fuerzas es distinta, pero el mensaje es muy similar.
Ayer mismo, el secretario general del PP de la CAV, Carmelo Barrio, criticó que el presidente del Senado español, Javier Rojo, se haya convertido en «altavoz» de la estrategia de «convergencia política» que, según dijo, «alienta» el PSE en relación al PNV. Incidió en esa idea al afirmar que el PSE tiene «una obsesión por tocar poder de la mano del PNV» e incluso comentó que «hoy el nacionalismo es más radical», en referencia al partido jeltzale, porque «profundiza en la división interna entre vascos y externa con el conjunto de España».
Barrio también habló de la «obsesión por Álava» de Javier Rojo y le acusó de querer «entregar el gobierno al nacionalismo de nuevo». Paradójicamente, fue Rojo, como líder del PSE de Araba, quien hace cuatro años asumió la decisión adoptada por la dirección del PSOE de entregar al PP tanto la Diputación como el Ayuntamiento de Gasteiz.