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CRíTICA teatro

Cartografíá de complejos

Carlos GIL

Todas las terapias en una. Todos los complejos, fobias, tics, tópicos, acumulados sobre la biografía de alguien del que tenemos noticia desde su vida anterior incluso a ser espermatozoide. Lo dice muy claro: es un gilipollas. Y simplemente debemos ir tomando nota de sus recomendaciones para al terminar mirarnos al espejo y reconocernos como tales gilipollas o colocarnos en el lado optimista e intentar sustentar sin más pruebas que pertenecemos a la estirpe del Homo Sapiens Sapiens. Él, Ricardo, nuestro interlocutor, no, lleva a mucha honra ser un gilipollas.

Parece que llega a esta conclusión tras reconocerse o desmontarse a base de acercarse a todas las terapias existentes, todas, la risoterapia, la claqueterapia, aromaterapia o cualquier otra que pueda existir en el mundo de la ayuda, la autoayuda o el arte de esconder todos los procesos depresivos. Si no consigues la felicidad es porque no eres gilipollas. O eres gilipollas precisamente porque logras creerte feliz sin apenas poder analizar tus circunstancias de manera global.

Un trabajo unipersonal en donde en primera instancia parece tener más graduación el texto, su contenido, que la misma actuación. Si el autor saca todo su caudal irónico, sarcástico, el actor parece, en el día de su estreno, estar siempre a punto de desmelenarse, pero se mantiene como intentando controlar. No se deja ir. Todavía. En cuanto lo haga, en cuanto se desprenda de sus capas de autor, de director, y se enajene en actor, es decir cuando se vuelva un gilipollas total, subirá el valor de esta propuesta que es un espectáculo para públicos inteligentes, para los que entiendan que la imaginación es una parte de la vida y que las palabras son rotundas o flexibles según cuándo y cómo se expresen. Quienes sean capaces de reírse de su propia fatua trascendencia o su liviana gilipollez, es decir quienes se quieran tal como son y se dejen llevar por ciertas alucinaciones de la vida anterior al embrión, o que les guste la terapia gestal, donde descubre que tardó 36 meses en salir de la matriz que lo gestó.

Es divertido y punzante. Aplausos cerrados

Ficha

Obra: El gilipollas

Autor, intérprete y director: Felipe Loza

Lugar: La Fundición, Bilbo. 13.04.07

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