Mañana matan a las 6, vendrás?». Iban. También iban los vendedores ambulantes, para que a los asistentes no les faltaran unos churros calentitos con los que redondear el entretenimiento. Así, convertidos en espectáculo, 298 navarros fueron fusilados por Dios y por España, en los muros de la Ciudadela de Iruñea, en la Vuelta del Castillo, en el centro mismo de Iruñea.

Sólo fueron una parte de los 3.300 navarros y navarras fusilados cuando el fascismo vino a dar al traste con la esperanza de cambio, de justicia social, de reforma agraria y de democracia. No hubo frente de guerra en Nafarroa. Murieron, como reza en multitud de partidas de defunción, como consecuencia del Glorioso Movimiento Nacional. Y el Glorioso Movimiento tenía en Nafarroa marcados intereses en extremar la limpieza ideológica tras el golpe de estado. Imponer la españolidad frente a la autonomía vasca para los cuatro territorios, como defendía el Frente Popular y mayoritariamente se había aceptado en los ayuntamientos navarros. Las razzias de falangistas y requetés no pudieron ser más brutales.

Se cuentan por decenas los alcaldes y concejales republicanos asesinados. En la Ciudadela fueron fusilados al menos tres concejales del Ayuntamiento de Iruñea. Tres más en otros lugares. Pero no hay plazas que lleven su nombre. Ni fundaciones. No está escrito su nombre en la historia oficial del municipio. Como si no hubieran existido, como si no hubieran sido lo que fueron: electos. En las urnas.

Sus nombres se enredan entre 3.300 nombres prohibidos durante décadas, primero, y relegados a trapos viejos después. Hombres y mujeres sin identidad y sin tumba, a duras penas recuperados de las fosas comunes y del olvido. La derecha navarra necesita seguir escondiendo, quizás hoy más que nunca, el recuerdo de aquellos hombres y mujeres: quiénes fueron y por qué murieron, y quiénes y por qué los asesinaron; necesita la desmemoria. Necesita borrarlos de «la Navarra de siempre», como les gusta llamar a lo que quedó de Nafarroa después del 36 para poder seguir detentando «la voluntad de los navarros».

En el Parque de la Memoria, la iniciativa de la Asociación de Familiares de Fusilados y de la asociación Pueblo de las Viudas para la restitución de la memoria y la dignidad, se grabarán todos los nombres. Las ayudas económicas de 80 municipios y otras ayudas institucionales no han conseguido cubrir el presupuesto inicial, y UPN y CDN impidieron que el Ayuntamiento de Iruñea destinara al Parque una ayuda de 30.00 euros. Faltan aún 120.00 que se recaudan por cuestación popular. En cambio, 330.00 euros del dinero público de Nafarroa se destinaron a cubrir los costes de la manifestación que UPN-PP y CDN convocaron el 17 de marzo en Iruñea contra la paz, en la que desfilaron, como recuerdo, o quizás como recordatorio, de aquel 18 de julio, falangistas y requetés. La derecha navarra necesita de nuestra desmemoria para con el ejemplo de los que lucharon y de todo aquello por lo que lucharon, pero también necesita recordarnos donde está y cuánto poder se le ha permitido que mantenga.