Escuchamos muy a menudo que la fiesta y la reivindicación en muchos casos están estrechamente relacionados, pero esa frase hecha se ajusta perfectamente a lo vivido ayer en el Polideportivo Anaitasuna de la capital navarra.

El responsable de ello fue la Representación Cannábica Navarra-Nafarroako Ordezkaritza Kanabikoa, un partido creado en junio del pasado año con el objetivo de hacer llegar a las instituciones navarras las peticiones, quejas, demandas y aportaciones de los consumidores, productores y toda clase de personas que existen alrededor de dicha planta. Y la máxima demanda de este amplio colectivo, sobra decirlo, es exigir la legalización y regularización de la producción y el consumo del cannabis.

En este contexto hay que entender el festival de ayer, que, según sus promotores, perseguía varios objetivos: por un lado, el de ofrecer más y mejor información sobre la planta -sus utilidades, técnicas de plantación, de secado, la recolección-; por otro, el de dar a conocer la estrecha relación existente entre el consumo de este producto y el arte; y, por último, el de agradecer y felicitar a todos los productores y consumidores de cannabis de Nafarroa -según los datos la comunidad del Estado español donde más se consume- por su insistencia y perseverancia en esa práctica a pesar de las múltiples trabas, multas y demás problemas a los que tienen que hacer frente éstos en el día a día.

La jornada se vio alterada un tanto por la aparición de policías de paisano que se encontraban a la salida del Anaitasuna y que registraron y multaron a numerosos jóvenes que salían del festival. Tras incautarse de la marihuana, muchos tendrán que hacer frente a multas de 300 euros. Desde la organización tildaron esta actuación de desmedida, ya que ninguno de ellos consumía cannabis fuera del recinto, que albergaba «una fiesta privada con todos los permisos». Y dos de ellos fueron detenidos por no llevar el DNI.

Los actos dieron comienzo algo más tarde de lo programado, pero ello no supuso ningún problema. Las personas reunidas ya para entonces escucharon de muy buen grado la charla que el escritor Antonio Escohotado ofreció acerca del cannabis. Ya para entonces, la pista del Anaitasuna presentaba un aspecto inmejorable para la ocasión: en el centro estaba ya listo un escenario de grandes dimensiones adornado con una veintena de plantas donadas por un anónimo desinteresadamente, en los laterales del mismo había dos grandes pantallas que ofrecían imágenes de documentales que abordan temas como la plantación, la producción o el consumo de cannabis, y en los alrededores del graderío había colocados varios stands con productos elaborados con cáñamo -desde cerveza a camisetas- y hasta un novedoso vaporizador que asegura una mayor pureza del humo aspirado minimizando el daño que se les causa a los pulmones.

Uno de los momentos más esperados de toda la jornada -con permiso de las numerosas actuaciones musicales que tuvieron lugar desde la tarde hasta bien entrada la madrugada-, fue la intervención del literato Jorge Cervantes, calificado por algunos como «el gurú del cannabis o la persona que más sabe sobre este producto».

«Proyecto Verde»

Antes de la comida, miembros de la Junta de la RCN-NOK tomaron la palabra para presentar lo que han denominado como Proyecto Verde; se trata de las pautas que hay que seguir en el camino hacia la legalización del cannabis en Nafarroa, tanto con fines lúdicos, como terapéuticos como industriales. «No basta con exigir la legalización, hay que concretar los pasos», señalaron momentos antes de intervenir.

Ese anteproyecto de ley sobre el que se está trabajando, según señaló el presidente del partido, Fermin Les, se basa en tres puntos: en primer lugar, «que el cannabis sea legalizado para las personas mayores de edad». Además, ve necesario que los bene- ficios de la producción y consumo del cannabis tengan repercusión en los lugares donde se produce o se consume. Recordó, al respecto, que la ley actual permite el «autocultivo compartido para el autoconsumo compartido», ante lo que el Proyecto Verde propone «el autocultivo compartido foral para el autoconsumo compartido foral». Es, en palabras de Les, «una mejora del modelo holandés».

En segundo lugar, el Proyecto Verde ve necesaria la existencia de un «consejo rregulador» que regule tanto la cantidad como la calidad de lo que se produce., tras lo que aseguró que en Nafarroa ya existe suficiente organización como para llevar a cabo ese proyecto.

Finalmente, apuntó Les, la Junta quiere «recompensar» a los cultivadores que no entran en el mercado cannábico; algo que denominó como «el modelo pacharán», es decir, que como pasa con esa bebida, también se regule el autocultivo. Para ello, desde la junta de la RCN-NOK proponen que cada persona pueda plantar un máximo de cuatro plantas en el exterior y una superficie máxima de cuatro metros cuadrados en el interior.

4.000 invitaciones

Ya por la tarde, todo el protagonismo recayó en la música, y es que fueron las actuaciones musicales el mayor reclamo del festival. El cartel no era para menos: No Children, Tonino Carotone, Miguel Caldito, Dikers, Khamul, Uge, Kiko Veneno y Raimundo Amador; todo ello guiado por el conocido cineasta Karra Elejalde.

El cartel al completo venía, tal y como señalaron los organizadores, a fortalecer la tesis de que el arte guarda, en muchas ocasiones, una muy estrecha relación con el cannabis. A primera hora de la tarde eran unas seiscientas las personas estaban presenciando los conciertos, pero conforme pasaban las horas esa cantidad iba en notable ascenso hasta el punto de que a mitad de la tarde y ante la cantidad de gente que seguía viniendo sin invitación -se repartieron un total de 4.000 antes del festival, que era gratuito- los miembros de la RCN-NOK temieron porque el Anaitasuna pudiera quedarse pequeño. Ya de madrugada, la fiesta continuaría en la sala Artsaia de Aitzoain. El gentío congregado fue motivo de alegría extra para la organización.