Récord de audiencia. Mariano Rajoy estuvo en el club de Lorenzo Milá, una versión más arbitraria del supuesto monólogo sobre temas diversos y con presunción de improvisación, y dejó constancia de su consistencia como animador de tertulias de casino de pueblo. Tiene flema, cuajo, pero vacuidad infinita. Es un perfecto entretenedor de seminarios para ejecutivos de la banca on-line. También podría animar muy bien bodas y banquetes de clase media opusdeísta. Ese tono medio empleado en esta actuación televisiva es lo que requiere la televisión pública estatal, algo que no dé calambres. Y se nota que el casting de los preguntadores se hace con esmero y dedicación.

Superó en audiencia a ZP. Con razón. Tuvo tiempo para prepararlo, y en los ensayos con Acebes, Astarloa, conexión parabólica con Aznar y Zaplana como entrenador personal, tuvo un trabajo profundo que se debe notar. Sabe mentir sin que se le licuen más las eses. Es un hombre capaz de superar su propias limitaciones. Y son muchas. Cobra más que una señora con pensión no contributiva de trescientos euros. Eso es sinceridad. No todos los políticos serían capaces de una confesión de ese calado. Siguió mintiendo sobre lo fundamental, como lo de De Juana Chaos, pero como se trata de un programa televisivo y ya se sabe que es siempre mentira, no tiene que confesarse ante Rouco Varela, doctor honoris causa en la Universidad de Burgos. Un delirio.

Quizás el momento más interesante fue cuando le preguntaron si asistiría «orgulloso» a la boda de su hijo con otro hombre en el caso de que fuera gay. La respuesta fue alambicada, se situó en el manual aznarista que es la contradicción absoluta, porque dijo que apoyaría a su hijo en ese supuesto, pero él sale de manifestación con los obispos en contra de la ley que permite esas bodas. Así es Mariano. Un chiripitifláutico con aspiraciones.

El dato de audiencias de estos dos programas hay que analizarlo con otro prisma, donde se junte lo sociológico con lo escatológico. El «club de Lo» podría tener continuidad con otros personajes de la vida política o social. Al menos, comparado con el resto de programación de la cadena, es bastante más apropiado.