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La receta es prevenir

Ni en mis pesadillas podía imaginar que estaría de acuerdo con alguna actuación de María San Gil y ¡mira tú por donde! me sorprendo pensando que esta vez lo ha hecho bien. No es la primera vez que una mujer pública se enfrenta a un cáncer de mama públicamente, ahí estuvo Mo Mowlan con su cabeza rapada por efecto de la quimio peleando duro para buscar una salida al conflicto de Irlanda, pero sigue siendo importante para los miles de mujeres anónimas que sufren esta enfermedad, ocultándola como un estigma, que las «públicas» se enfrenten a él sin tapujos. Como es importante que se reivindique la prevención y detección precoz de este cáncer como el mejor método para atajarlo a tiempo.

El cáncer de mama es la primera causa de muerte entre las mujeres de nuestro entorno y, a pesar de que la mortalidad ha descendido y la supervivencia se sitúa en torno al 75% a los cinco años del diagnóstico, su incidencia aumenta en los últimos años y, además, está afectando cada vez a mujeres más jóvenes. El jefe del servicio de ginecología del Hospital de Txagorritxu ha manifestado que en los últimos estudios realizados detectan cómo aumentan en número los casos de mujeres por debajo de la cincuentena.

Sin embargo esta constatación no ha llevado a Osakidetza a plantearse rebajar la edad para hacer mamografías de modo sistemático a mujeres menores de 50 y mayores de 69 años. Ni al Departamento de Sanidad del Gobierno Vasco ni al tripartito que lo sustenta. Hace todavía pocos meses se negaron a ello rechazando en el Parlamento -coincidencias de la vida- una proposición del PP que pedía a Sanidad que el screaning de mama comenzara a los 45 años, basándose en que el diagnóstico temprano es fundamental.

Sanidad, en ese afán por ahorrar en lo básico -plantilla y servicios especializados- que le caracteriza, hace años se cargó los centros de Planificación Familiar. Estos añorados centros -que hacían un seguimiento personalizado a las mujeres a lo largo de todas sus etapas, incluida la menopausia- eran modélicos pues, además del personal sanitario, contaban con asistencia social y psicológica.

Reivindicando su necesidad son especialmente activos los colectivos de mujeres de Ezkerraldea, quienes hace tiempo están en campaña exigiendo a Osakidetza revisiones ginecológicas preventivas y periódicas completas con el fin de prevenir el cáncer de mama y de útero, denunciando además que las mujeres con menos recursos económicos son las más perjudicadas.

Como se ve que al Departamento de Sanidad lo que antecede no le importa, igual le convence más el argumento economicista de todos esos estudios que demuestran que invertir en prevención presenta una mejor relación calidad-precio que invertir en tratamiento. En cualquier caso, que no olvide que la responsabilidad de la prevención de estos cánceres son de su competencia y que la mortalidad de las mujeres por no detectarlos a tiempo está en su tejado.

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