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El Banco del Sur inicia su cuenta atrás tras superar la fase retórica

La nueva entidad financiera ha trascendido de la retórica para convertirse en algo más concreto después de que a finales del pasado mes de febrero el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, y su homólogo argentino, Néstor Kircher, anunciaran que ambos gobiernos establecían un plazo de 120 días para la construcción de Banco del Sur. La iniciativa ha provocado un calculado escepticismo en EEUU y el entusiasmo en los países de la región.

J.M. URIBARRI |

El proceso que finalizará con la creación del Banco del Sur parece no tener marcha atrás. El Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), en medio de un creciente nerviosismo y el descrédito ganado entre los pobres -el negocio no atraviesa en la actualidad sus mejores momentos-, contemplan el nacimiento de la entidad con un inocultable temor tras largos años de saquear las arcas públicas y los bolsillos de millones de ciudadanos hasta empobrecerlos, en gran medida, por sus políticas económicas.

La nueva entidad financiera ha trascendido de la retórica para convertirse en algo más concreto después de que a finales del pasado mes de febrero el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, anunciara durante una visita de su homólogo argentino, Néstor Kirchner, que ambos Gobiernos establecían un plazo de 120 días para la construcción de Banco del Sur.

La iniciativa ha provocado un calculado escepticismo en el Norte, en Estados Unidos, a la espera de acontecimientos entre el oculto deseo de que el proyecto fracase, mientras que ha despertado el entusiasmo en el sur del continente americano, especialmente donde no gobiernan mandatarios lacayos de Washington. En cualquier caso, a nadie escapa que la inicitiva es un paso adelante de primer orden en la integración regional bajo unas reglas de juego diferentes, y para establecer unas nuevas relaciones entre el Norte y el Sur en el plano financiero, tan humillantes y asfixiantes de la mano del FMI y el BM.

Además, el debate sobre la creación del Banco del Sur ocurre cuando algunos países de la región están cuestionando el sistema de reparto de poder en el FMI y en el Banco Mundial. Después de que Argentina y Brasil pagaron sus deudas al Fondo -México no tiene préstamos de ese organismo- y otras naciones latinoamericanas empiezan a desmarcarse de las políticas fondomonetaristas se ha comenzado a hablar de una pérdida de relevancia de la institución en la región.

Sin Brasil

A finales del pasado mes de marzo, representantes de los gobiernos de Argentina, Bolivia, Ecuador, Paraguay y Venezuela acordaron en Caracas dar un impulso a la creación del Banco del Sur, e incluso fijaron el primer semestre de 2008 para comenzar a operar. Sin embargo, tras el apoyo inicial entusiasta de prácticamente todos los gobiernos progresistas de la región, incluido el brasileño, finalmente Lula tachó de la lista a Brasil.

El tren, no obstante, comenzaba a rodar en febrero con el compromiso firmado entre Argentina y Venezuela. El documento establece la creación de una comisión mixta que en 120 días defina la estructura de organización del Banco del Sur, un programa de captación de recursos y el probable capital inicial para su puesta en marcha. Tanto Chávez como Kirchner, en sus discursos, destacaron esta decisión como «un hecho histórico, de trascendencia estratégica, el paso más importante hacia la independencia de nuestros pueblos».

Chávez declaraba que «acordamos que la sede principal será en Caracas, y habrá una segunda sede en Buenos Aires, pero por ahora, ya que el memorándum establece que podrán sumarse otros países en cualquier momento del proceso», añadió.

En cuanto a la composición inicial del capital, Caracas ofreció una aportación inicial de 1.400 millones de dólares, el 20% de los 7.000 millones considerados para constituir la reserva de la nueva institución. Buenos Aires aportaría unos 350 millones de dólares.

Al respecto, el mandatario venezolano se preguntaba en el diario argentino «Página/12» que «¿dónde están hoy nuestras reservas (internacionales)?», y respondía: «Venezuela tiene 35.000 millones de dólares, Argentina una cifra similar, Lula me decía hace poco que Brasil anda por los 60.000 millones, y gran parte de estos dineros los tenemos colocados en bancos del norte. Sólo juntando las reservas de estos tres países pudiéramos acercarnos a una cifra de 150.000 millones de dólares». A continuación, el mandatario afirmaba que «es posible que movamos parte de nuestras reservas hacia el Banco del Sur», en referencia a Venezuela y Argentina.

Apoyo de Correa

En este sentido, «The Economist» indicaba que la sugerencia venezolana de utilizar las reservas internacionales para capitalizar el banco podría explicar el alejamiento brasileño. Así, indicaba este diario que «la diplomacia brasileña ha sido cautelosa para evitar oponerse al proyecto promovido por Chávez, pero tampoco desea socavar a los bancos de desarrollo regional existentes, como la Corporación Andina de Fomento (CAF) o su propio Banco nacional do Desarrollo Economico y Social (BNDES)». Sin olvidar el el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), del que EEUU controla el 30%, convertido en una terminal de instituciones financieras en Washington.

Otros analistas, sin embargo, opinan que tras el desmarque brasileño se encuentra EEUU y las presiones ejercidas por el propio George W. Bush durante su reciente visita a Brasil.

Por contra, el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, afirmó caminó de la cumbre energética de Venezuela de mediados de abril, que el establecimiento del Banco del Sur terminará con el sometimiento de América Latina al FMI y al BM. «Nos ponemos o nos quieren poner de rodillas para que el FMI y BM nos den financiamiento cuando quieran, esa es la nueva forma de someter a los países».

El mandatario ecuatoriano resaltó que la nueva instancia financiera regional será un instrumento para evitar las crisis fiscales sin necesitar un endeudamiento extra-regional. Correa destacó que «América Latina tiene unos 200.000 millones en reservas invertidas fuera de la región y sobre todo en el primer mundo. Se da el absurdo de que estamos financiando al primer mundo, le estamos dando nuestros recursos».

¿Qué filosofía anima el plan?

Pero, ¿cuál es la filosofia que anima el proyecto y le distingue de bancos tradicionales? Miguel Lozano, en Prensa Latina, afirma que «la filosofía del Banco del Sur se sustenta en la imposibilidad demostrada históricamente para los países pobres de consolidar su desarrollo en el contexto de las condiciones financieras internacionales vigentes».

Se tratar, en opinión de Chávez, de un esquema diferente a las «iniciativas capitalistas y la hegemonía del pensamiento que ata e impide crear estrategias de crecimiento». Para ello, el presidente venezolano advirtió que se debe romper con la ortodoxia: «No podemos seguir subyugados al llamado sistema o arquitectura financiera internacional», subrayó.

«¿Cómo evitarán que ese banco se impregne de la lógica de los bancos privados y pierda el sentido original?», preguntó el diario «Página/12» a Kirchner. El presidente argentino respondió: «El concepto es que este banco tenga una filosofía diferente, no sólo respecto a la banca privada, sino en relación con otros bancos multilaterales que nacieron para promover el desarrollo de nuestros países y terminaron siendo un castigo».

De cómo los pobres financian a EEUU

Eric Toussaint, presidente del Comité por la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo, explicaba en una entrevista en el diario «Granma» la necesidad de crear un banco de este tipo para financiar el desarrollo del Sur y no el de EEUU. «Estados Unidos es el país más endeudado a nivel interno y externo. Tiene una deuda externa equivalente al total de la deuda externa del conjunto de todos los países llamados `en desarrollo', donde vive el 85% de la población. Lo que es tremendo, escandaloso, es que los mismos países del Sur otorgan préstamos a EEUU. Para financiar su deuda, Estados Unidos vende bonos del Tesoro. Un billón de dólares en bonos del Tesoro son comprados por países `en desarrollo'. Digo que es escandaloso y absurdo desde el punto de vista del interés de las mayorías. Con esta operación de compra de bonos tienen una remuneración del tipo 4-5%. Simultáneamente estos mismos países emiten títulos de su deuda externa y pagan una tasa de interés tipo 8, 9, 10%. Es una pérdida absoluta. Se necesita un frente de países del Sur que coloquen sus reservas no en bonos de Estados Unidos sino en un Banco del Sur». J.M.U.

120 días

A finales de febrero, Hugo Chávez y Néstor Kirchner, promotores del plan, establecían un plazo de 120 días para la construcción del Banco del Sur, que podría empezar a operar en el primer semestre del próximo año.

CAPital

Venezuela ha ofrecido una aportación inicial de 1.400 millones de dólares, el 20% de los 7.000 considerados para constituir la reserva de la nueva institución. Argentina aportaría alrededor de 350 millones de dólares.

«ABSURDO"

El presidente de Ecuador, Rafael Correa, afirmó que «se da el absurdo de que estamos financiando al primer mundo, le estamos dando nuestros recursos», al invertir las reservas en el extranjero.

BRasil espera

El Gobierno de Lula pasó de un apoyo inicial entusiasta al proyecto a un parón que algunos analistas explican a las presiones ejercidas por el presudente estadounidense, George W. Bush, durante su reciente visita a Brasil.

Paul Wolfowitz, un corrupto que lleva la guerra de Irak al seno del Banco Mundial

El Banco Mundial (BM) expresó el viernes su «gran preocupación» sobre la polémica que envuelve a su presidente Paul Wolfowitz, tras reconocer que otorgó importantes beneficios financieros en el organismo a su novia Shaha Ali Riza.

Wolfowitz admitió haber cometido el «error» de promocionar a la neocon Riza en el banco antes de su traslado al Departamento de Estado de EEUU, paga gozar de unos ingresos anuales de 193.000 dólares. Riza había trabajado en el banco durante ocho años y fue trasladada al Departamento de Estado en setiembre de 2005, pocos meses después de que Wolfowitz asumiera la presidencia de la entidad.

La ironía es que Wolfowitz hizo del combate a la corrupción y la promoción del «buen gobierno» ejes de su política en la institución.

Sin embargo, el caso de corrupción de Wolfowitz, además de aumentar su descrédito, ha terminado por llevar a la organización económica la invasión y ocupación de Irak. Wolfowitz es un tipo corrupto, pero ese no es su peor crimen, y menos entre los personajes que han pasado por los gobiernos del presidente George W. Bush.

El hombre al que vimos sus calcetines agujereados tiene, como subsecretario de Defensa en 2003, una grave responsabilidad en la brutal agresión contra Irak. El terror desatado por los estadounidenses, tanto en Irak como en Afganistán, no tiene fin y, según la revista médica Lancet, más de 650.000 personas han muerto en Irak.

Abu Spinoza escribía en CounterPunch: «Paul Wolfowitz no es el primer criminal de guerra en desempeñar el puesto de presidente del Banco Mundial. Comparte también esa distinción con uno de sus predecesores, Robert McNamara, antiguo secretario de Defensa durante la guerra de Vietnam. Después de ejercer ese puesto en el Pentágono, McNamara pasó también a dirigir el Banco Mundial, sin sentir demasiados remordimientos por la masacre de campesinos vietnamitas, mujeres y niños, ni por atiborrar el país de napalm...». «Aunque el Banco no tenga poder sobre tanques y armas nucleares, ejerce enorme influencia política y económica en los países en desarrollo. Es fundamental que no se permita que criminales de guerra dirijan instituciones financieras públicas globales». J.M.U.

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