Mendizorrotza El octavo partido sin ganar deja el abismo a solo un punto Ascenso
Sanando un cáncer a base de tiritas
Ante un Numancia con diez, Carpintero salvó en el último minuto un punto para un Alavés que sumó su octavo partido consecutivo sin conocer la victoria y al que durante muchos minutos sólo el gol average mantuvo fuera de caer en puestos de descenso a Segunda B
ALAVES 2
NUMANCIA 2
Jon ORMAZABAL | GASTEIZ
Con un gol en el último instante de Santi Carpintero ante un rival con un jugador menos, el Deportivo Alavés puso otra tirita a la grave crisis que atraviesa y que ayer le hizo coquetear durante muchos minutos con unos puestos de descenso de los que sólo el gol average particular favorable ante el Real Madrid Castilla le salvó. Tras verlo todo tan mal, todos depositamos todas las esperanzas en Quique Yagüe pero está visto que las recetas milagro no existen y que ahora que comienzan a salir los rayos de sol es quizá un poco tarde para comenzar con la famosa «operación bikini».
Porque pese a llegar a Gasteiz sin demasiada motivación y con muchas bajas, el Numancia, con sólo aprovechar la descordinación y el estado de ansiedad de la plantilla, tuvo al borde del k.o. a un Alavés que dio sensación de impotencia y al que sólo dos arranques en el último minuto de cada tiempo por parte de De Lucas y Carpintero le sirvieron para salvar un punto.
A pesar de las dos semanas de balneario y vida sana que han supuesto la ausencia de Piterman del día a día, la de ayer fue la constatación de que la calidad que se le presupone a una plantilla llamada a otras batallas no es suficiente para contrarrestar todo la enfermedad desarrollada, durante tantos meses.
Todos los insanos hábitos de los últimos tiempos se han revelado en un momento crítico y la falta de criterio bloqueó a una plantilla que también tuvo que pagar sus excesos al tener que escuchar durante varios instantes gritos de «mercenarios».
Faltos de ideas
Porque salvo un inicio muy esperanzador con una inmejorable oportunidad a los veinte segundos que Arthuro no supo materializar en boca de gol tras una buena internada de De Lucas, el Alavés nunca tuvo claras las ideas para superar la presión de un Numancia que supo sacar provecho del desorden táctico del equipo albiazul.
Con las dos bandas desconectadas, los de Yagüe lo intentaron una y otra vez a base de balones colgados al área en busca de Arthuro ante los que Palacios se defendió muy cómodamente, con Nagore acaparando todos los posibles rechaces.
Por el contrario, el Numancia sí que supo hacer daño. Los de Andoni Goikotexea maduraron al equipo local y cotejaron su ansiedad para sorprenderle en dos contras magistralmente culminadas por Gorka Brit y que sacaron los colores al engranaje defensivo albiazul en general y a Gaspar en particular.
Poco después de la media hora de juego, Julio Álvarez aprovechó a la perfección todo el hueco que el Alavés dejó a sus espaldas en un intento de ataque y puso un gran balón que el delantero de Lasarte no perdonó ante la salida de Porato.
El equipo gasteiztarra acusó el golpe y el delantero que recaló en noviembre en el club soriano tras meses en el paro se quitó de encima a Gaspar con un gran regate y dejó a Mendizorrotza en estado de shock con un 0-2 que afortunadamente también pareció afectar al Numancia. Y es que, en la jugada siguiente, De Lucas le ganó un salto de cabeza a Ortega y llevó vivo al Alavés al descanso con el 1-2.
Yagüe también evidenció sus carencias en una segunda mitad en la que no acertó a cambiar la dinámica de dormir el partido que impuso el Numancia. Lo probó con la entrada de Rubén Navarro pero el catalán no respondió a la confianza depositada por el público y se equivocó al renunciar completamente a la banda izquierda, por donde terminaron jugando Lacen y un Ogbeche que desesperó a más de uno con su incapacidad de agrandar el campo.
Ni siquiera la expulsión de Sietes en el minuto 61 por doble amonestación dio nuevos bríos al Alavés. La insistencia fue uno los pocos valores positivos del equipo gasteiztarra en la calurosa tarde de ayer y ante un Numancia que se fue echando cada vez más atrás, la tenacidad encontró su premio en el descuento, cuando Carpintero encontró un balón suelto dentro del área y puso un remedio a todas luces insuficiente en la herida.
Quique Yagüe, que tras el 2-0 pensó «lo peor», se quejó amargamente de los errores de colocación que cometió su equipo durante todo el partido y que fueron una rémora que pudo salirle muy cara. «Ha habido jugadas claras, incluso alguna que no ha sido gol, que no estábamos bien colocados. No puede haber un jugador con tres o cuatro futbolistas detrás. Eso es en lo que estamos insistiendo, seguimos teniendo un miedo tremendo de meter el culo para atrás y muchas veces se trata de dar un paso adelante», declaró.
Ahondando en este tema, el técnico abulense explicó que , «una cosa es presionar arriba y otra la colocación de los jugadores. No se trata de ir a presionar todos, sino que cada uno tiene que quedarse en su sitio y todas estas cosas cuesta cogerlas. Nadie dijo que iba a ser fácil que los jugadores cogieran lo que queremos, pero pienso que en los primeros 20 minutos el equipo ha hecho ocasiones con las que pudimos cambiar por completo el partido. Pero había que estar pendiente, porque sabíamos lo que el contrario nos iba a hacer y en un momento dado nos lo ha hecho».
Muchos creyeron ver en la llegada del entrenador abulense el remedio a todos los males del equipo, pero Yagüe advirtió de que le llevará su tiempo arreglar las carencias que arrastra. «Los únicos que pueden sacar esto adelante son los futbolistas y los que estamos ahí metidos. El equipo tiene que saber que tiene calidad pero que hay que echarle narices, colocarse bien y otra serie de cosas para ganar un partido. Cuando estás abajo las cosas son más difíciles, pero esto pasa por trabajar y trabajar. Cuando yo llegué no pensaba que esto iba a ser fácil ni que fuéramos a ganar todos los partidos seguidos, debemos poner todo lo posible para poder ganar un partido cuanto antes».
J.O.