El entierro y los funerales de Luis María Retolaza, fallecido a primera hora de la tarde del domingo a los 82 años, se celebrarán hoy en Bilbo. La capilla ardiente con los restos mortales del histórico dirigente jeltzale y ex consejero de Interior del Gobierno de Lakua estuvo instalada durante toda la jornada de ayer en la academia de la Ertzaintza, en Ar- kaute, hasta donde se acercaron personalidades políticas y representantes institucionales (con el lehendakari Juan José Ibarretxe a la cabeza) para rendirle tributo.

Sus compañeros de partido recordaban a Retolaza como «un abertzale y un patriota», un «hombre clave para este país» e incluso como «un trocito de la ikurriña», tal como le calificó Juan María Atutxa, uno de los tres hombres que, después de Retolaza, ha estado al frente de la cartera de Interior.

Precisamente, sin obviar su prolongada militancia en el PNV y los altos cargos que ocupó en el partido durante décadas, las dos legislaturas comprendidas entre 1980 y 1988, la tarea que desarrolló como primer consejero de Interior y el hecho de que fuera el artífice de la puesta en marcha de la Ertzaintza tal como la conocemos en la actualidad marcaron la trayectoria del político bilbaino.

Luis María Retolaza Ibarguengoitia abandonó la política activa en 2000 y hasta sus últimos días se ha mantenido fiel al ex presidente jeltzale, Xabier Arzalluz. En una entrevista realizada por «Berria» en 2006, preguntado por la pugna electoral interna mantenida por Josu Jon Imaz y Joseba Egibar y las discrepancias entre los sectores que representan, Retolaza se lamentaba porque «no veo que le lla- men a Arzalluz para pedirle consejo sobre esto y lo otro. Alguien de tanto peso debería ser preguntado. No me parece justo».

De la policía del partido al...

Su biografía política se remonta a principios de los años 40. Marcado por el alzamiento fascista y la guerra, en 1942 se pone en contacto con otros abertzales vizcainos y fundan Eusko Ikasle Alkartasuna. Se centran sobre todo, según explica en la citada entrevista, «en la autoformación», al tiempo que se integra en los servicios de resistencia vascos, «favorables a los aliados». En un momento dado, se ve obligado a exiliarse y llega a Aldude. Era el año 1945.

Se incorporó al Batallón Gernika del Ejército francés, aunque su movilización militar apenas se prolongó unos pocos meses porque la II Guerra Mundial estaba a punto de finalizar. Se trasladó después a París, donde estudió Derecho -«pero pasábamos más tiempo en la delegación del Gobierno Vasco»-, y volvió a la Euskal Herria peninsular en 1949. Fue encarcelado en un par de ocasiones tras su regreso, durante unos meses.

Tras su segunda salida de prisión, en 1955, se incorporó al Bizkai Buru Batzar (BBB), donde ostentó cargo hasta 1969. En ese periodo, vivió en primera persona la ruptura entre la formación jeltzale y Ekin, así como el nacimiento de ETA. En 1971 volvería a la ejecutiva de la mano de Juan Ajuriagerra, y participó en la formación de un grupo armado para el PNV, allá por 1973-74. «El PNV siempre intentó, en aquellos tiempos de la clandestinidad, tener fuerzas armadas; por si acaso», explicó en su relato al diario euskaldun. Y reconocía que los jelkides tenían armas, «metralletas».

Tras la constitución del primer Ejecutivo de Lakua con Carlos Garaikoetxea como lehendakari, en 1980 accedió a la cartera de Interior y se involucró de lleno en la puesta en marcha de la Ertzaintza. Dialogó con los sucesivos ministros de Interior de los gobiernos de Felipe González para desarrollar esa nueva policía que, según dijo públicamente, deseaba fuera como los bobbys. «No queríamos ni el más mínimo carácter militar. Era un bonito argumento, pero nuestro pueblo no se puede comparar con el inglés. Finalmente, nos atrajo el modelo alemán», manifestó a «Berria».

Y reconoce abiertamente lo que muhos achacaban a su partido, que para entrar en la Ertzaintza el PNV dispuso de un filtro: «En aquel tiempo había que ponerlo. Ni la izquierda abertzale, ni el PP ni el PSOE estaban dispuestos a colaborar, participar y apoyar. Sólo quedaba el partido; los del entorno del partido o, al menos, abertzales».

El «pinchazo» a Garaikoetxea

Su trayectoria también quedó marcada a raíz de las escuchas telefónicas ilegales al entonces lehendakari Carlos Garaikoetxea, en plena crisis interna del PNV a mediados de los 80. Retolaza, que estuvo al lado de la dirección del partido, fue acusado por Garaikoetxea del «pinchazo». Fue sentado en el banquillo en 1991 junto a otros miembros de la Ertzaintza; él fue absuelto, pero dos de sus subordinados fueron condenados.

Tras abandonar el Gobierno, ocupó la presidencia del BBB entre los años 1992 y 1996, y fue miembro del EBB de ese último año hasta 2000.

En el libro «Historia de la Policía Autónoma Vasca», presentado en 2006 y en el que los cuatro consejeros que han dirigido la Ertzaintza en este último cuarto de siglo -además del propio Retolaza y Atutxa, Juan Lasa y Javier Balza- explican su experiencia, el histórico jeltzale bilbaino da cuenta de su relación política y personal con dirigentes de la era más negra del PSOE. Entre ellos elogia a Rafael Vera, número 2 del Ministerio de Interior y condenado por guerra sucia y corrupción: «Siempre me ha parecido serio, responsable, capaz, muy leal. Creo que está en la cárcel por eso».