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Raimundo Fitero

No tengo tiempo

Es imprescindible decantarse entre no tener tiempo para perderlo o tener mucho tiempo para perderlo, o disfrutarlo. Lo cierto es que una de las frases con las que más intentamos salir del atolladero es la de «no tengo tiempo». ¿Para qué no tenemos tiempo? Para visitar a los amigos o familiares, para llamar a quienes no forman parte de nuestro círculo cotidiano o de intereses económicos, para leer libros, para ir a ver buen cine, aunque esto último además es una de las quimeras actuales. Pero tenemos todo el tiempo para perderlo viendo ciertos programas de televisión que machaconamente las cuentas de los contadores de audiencias nos escupen a la cara.

Hay cosas como el dentista, el callista, cambiar o arreglar los papeles administrativos o limpiar el automóvil que necesitan de una gran disposición sicológica de tiempo y ganas para hacerlo. Otras cosas se han incorporado a nuestra rutina y no nos producen ningún tipo de desazón o mal cuerpo, aunque sea una pérdida de tiempo absoluta. El lunes era día de libros y rosas, los reportajes se sucedieron en las pantallas, pero hasta el año que viene no tendremos más noticias. En televisión los espacios dedicados al mundo editorial parecen condenados por el programador al ostracismo de los horarios imposibles y solamente se difunden los éxitos creándose un círculo vicioso que anula la noción cultural. No tengo tiempo.

Ha terminado una nueva temporada de «¡Mira quién baila!» con un buen porcentaje de audiencia, lo que significa que inmediatamente seguirá otra edición, porque si se mira con detenimiento, este programa que se emite en directo es una ficción de las ficciones. Creo que es siempre el mismo programa. Cambian, en el departamento de efectos especiales, el color del vestido de la presentadora o de las bailarinas, y el resto es igual siempre. Calcado. Los concursantes son virtuales, hologramas. Anne Igartiburu dice siempre las mismas frases, los jurados repiten lo mismo cada emisión, por lo tanto, es un despilfarro de dinero y una pérdida de tiempo. Que emitan el mismo episodio grabado una vez y ya está. ¿O es que tiene alguna emoción? No tengo tiempo.

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